Lucas Berley vive en Oberá y semanas atrás su testimonio junto a PRIMERA EDICIÓN, cautivó a todos en las redes. Su vida está marcada por problemas de salud, ligados a una falla renal crónica con la que fue diagnosticado a los 9 años. Mientras continúa en lista de espera por un trasplante de riñón, atraviesa semanas de importantes mejorías físicas tras someterse a dos cirugías en sus piernas. En diálogo con este medio, contó que, aunque sigue en diálisis, su evolución le permitió retomar pequeñas tareas desde su casa.
“El tema del trasplante… sigo ahora en lista nomás de espera. Por ahora no salió todavía nada”, expresó. “La pierna izquierda se recuperó de lujo. Ahora el 10, la semana que viene, tengo que sacar los puntos de la pierna derecha, ya de la última cirugía que me hice”. A pesar de las limitaciones, sigue aferrado al optimismo. “Todavía seguimos en diálisis y en la lista de espera nomás”, señaló, aunque destacó que su posición en el sistema de asignación es favorable: “Parece que estoy uno de los primeros en la lista de espera porque salieron varios operativos antes de la cirugía, pero no fui compatible”.
Entre risas, contó que incluso pudo volver a realizar algunas tareas manuales en casa: “Hoy andaba cabezudiando un rato haciendo un ventilador casero”. Y cerró con alivio: “Gracias a Dios que salió todo bien, tranqui nomás”.
Lucas también enfrenta otra urgencia cotidiana: adecuar el espacio donde él se recupera. Su mamá Laureliana contó a PRIMERA EDICIÓN que necesitan construir un baño accesible en la vivienda. “Tiene completo para hacer un baño, porque nosotros tenemos un baño en una casita de madera, pero está muy arriba”, explicó. Relató que ubicaron a Lucas “en la parte de abajo, en una piecita de material”, pero que el lugar todavía no está adaptado. “Los materiales ya están, inodoro y todas esas cosas, pero me está faltando un albañil que pueda darnos una mano”, pidió.
La historia del joven obereño que espera urgente un trasplante
Lucas Santiago Berley tiene 24 años y vive en el barrio Aeroclub de Oberá. Su vida estuvo marcada desde la infancia por la insuficiencia renal crónica y un sinfín de cirugías. “Cuando era chiquito empecé con fiebre. En Santa Rita me diagnosticaron insuficiencia renal crónica. A los dos años ya me tuvieron que operar, me cortaron un uréter, un riñón ya estaba seco y el otro a punto de dejar de funcionar”, recordó.
Con el tiempo, la enfermedad se agravó y debió trasladarse a Buenos Aires. “A los 9 años mi papá me donó un riñón. Ese riñón me duró 11 años, viví de lo mejor. Pero a los 18 se rechazó y volví a diálisis. Según los doctores, ya era la vida útil del riñón”, contó. La diálisis lo acompañó desde entonces, con complicaciones. “Por el mismo tema de la diálisis estuve con problemas en la paratiroides. Me tuvieron que operar y después se me descontroló el calcio en la sangre. Convulsioné dos veces, una en casa y otra en diálisis. En una de esas convulsiones me rompí la cadera del lado derecho y del lado izquierdo también tengo que operarme y poner un clavo”, relató.
El joven obereño espera por un trasplante después de tres intentos fallidos. “Tres veces salió operativo de trasplante, pero no era compatible. Siempre tenemos los bolsitos preparados, pero después nos dicen: ‘Va a ser la siguiente porque este no fue 100% compatible’. Yo soy fuerte, pero mi mamá se arrebata en llanto cuando nos avisan”, reconoció.

Hasta antes de la fractura, Lucas se las rebuscaba para ayudar en su casa. “Siempre trabajé. Desde los 12 salía con mi hermano a cortar pasto, vendíamos turrones, pan, lo que apareciera. Después aprendí mecánica de motos mirando videos e internet. También arreglaba lavarropas, celulares. Con eso sacaba algo para llegar a fin de mes”, explicó. Hoy, sin embargo, está inhabilitado físicamente. “Ahora dependo de una muleta de madera que me prestaron. Le pusimos gomitas abajo para que no resbale. Vivimos solo con el sueldo de mi mamá”, señaló.
Las dificultades económicas se hacen sentir en el día a día. “Fuimos a Posadas para estudios prequirúrgicos y llevamos una sola galletita salada para los dos. Terminamos a las 7 de la tarde y volvimos sin nada para cocinar. Ahí entendí que teníamos que pedir ayuda porque no podíamos más”, confesó.
Los interesados en dar una mano con lo que puedan, puede comunicarse con Aureliana, mamá de Lucas o directamente con él, sus números de telefonos son: 3755 729288 – Aureliana Silva, 3755 535764 el de Lucas Berley.





