El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) nació el 4 de diciembre de 1956, como un organismo autárquico (aunque dependiente del entonces Ministerio de Agricultura y Ganadería) dedicado a asegurar una mayor competitividad del sector agropecuario, forestal y agroindustrial de la Argentina, en un marco de sostenibilidad ecológica y social.
El Decreto-Ley 21.680 que creó el Instituto establece como sus funciones “impulsar la investigación y extensión agropecuaria, tecnificar la empresa agraria y mejorar la vida rural”.
En Misiones, prácticamente desde su creación, el INTA realiza un intenso trabajo de investigación, generando conocimientos que han resultado beneficiosos para la economía misionera.
Así, fue un decisivo y reconocido factor de desarrollo de la actividad forestal, ya que desde principios de los años ’60 impulsó y coordinó programas de introducción de especies, mejoramiento genético y de silvicultura.
En la ganadería se introdujeron y multiplicaron materiales destacados de especies forrajeras tropicales y subtropicales.
En yerba mate aplicó tecnología para elevar en hasta un 100% los rendimientos del cultivo, y se realizó (y sigue realizando) un trabajo similar en torno al té.
Además, ante la falta de rentabilidad de los cultivos tradicionales, la Estación Experimental Agropecuaria Cerro Azul buscó otras formas o sistemas de producción y nuevas alternativas, como la cuenca frutihortícola.









