Una investigación de varios días y tres allanamientos simultáneos permitió desbaratar un búnker donde se desguazaban motos robadas y, a su vez, detener a tres sospechosos, uno de los cuales sería el cabecilla.
Los investigadores de la UR-I hacía tiempo que seguían la pista de un sitio ubicado en la chacra 190, de la ciudad de Posadas, adonde -según habían observado- entraban y salían de manera constante motocicletas de distintas marcas y cilindradas, además de piezas desarmadas.
Ante la presunción de que allí se llevaban motos robadas en distintos puntos de la ciudad, solicitaron una orden de allanamiento al Juzgado de Instrucción 2 en turno.
Sin embargo, la pesquisa no se centraba solo en ese lugar, sino también en otros dos domicilios de las chacras 152 y 192, donde se sospechaba que guardaban motos robadas, aunque en esos casos solo las ocultaban.
Con la presencia del juez Juan Manuel Monte, en horas de la madrugada a Policía irrumpió en el lugar señalado como el desarmadero. La particularidad del asentamiento era que, para ingresar, había que atravesar un portón y, además, contaban con un “vigía” apostado en la entrada.

Allí detuvieron a un joven de 24 años con múltiples antecedentes por delitos contra la propiedad y, en particular, por el robo de motocicletas.
También fue detenido un presunto colaborador, de 25 años, quien -según la hipótesis- participaba en los robos y luego trasladaba los motovehículos hasta ese punto.
Paralelamente, y a la misma hora, los efectivos irrumpieron en las otras dos viviendas. En una de ellas, dos sospechosos alcanzaron a escapar. En ese sitio se hallaron cuatro motocicletas que, se presume, eran producto de ilícitos.
A partir de allí, la tarea de los investigadores fue cotejar los números de chasis y motor para establecer si tenían pedido de secuestro.
En los allanamientos, además de motos completas, se incautaron partes desarmadas, siete cámaras de seguridad y dos teléfonos celulares. Todo apunta a que, a través de cuentas en redes sociales, ofrecían a la venta lo robado para abastecer la demanda de motopartes ilícitas a bajo precio.
La pesquisa también busca determinar la identidad de otros posibles socios delictivos que permitían mantener activo el desarmadero mediante el ingreso constante de nuevos “productos”.





