En el Mes de la Prevención de la Violencia hacia las Mujeres, la nutricionista Florencia Córdoba se refirió a la violencia estética y la definió como “la presión social, cultural y mediática para que tengamos un determinado tipo de cuerpo estandarizado, hegemónico, también tirando hacia lo eurocéntrico”.
En una entrevista con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, la especialista afirmó que actualmente se “premia a aquellos que forman parte de este estatus y castiga a quienes no”.
La violencia puede ser de manera directa porque “viene a través de un comentario, una mirada” o de manera indirecta cuando “si recorremos un montón de locales y no encontramos qué ponernos, o cuando te rechazan en un puesto laboral solo por el tamaño corporal”. “Otro de los ítems que tiene que ver con la violencia estética también es la cuestión de envejecer, ya que se privilegia todo aquello que es joven y se excluye lo que se cree más añoso”, aseguró.
Córdoba comentó, además, sobre los riesgos de dietas extremas y procedimientos quirúrgicos. “Es preocupante cuando se hacen dietas extremas tanto para adelgazar como también las intervenciones quirúrgicas. Todos los días fallece alguien debido a alguna intervención quirúrgica estética; uno expone su cuerpo para poder sentirse dentro de un estándar y muchas veces no es seguro”.
En relación con la cirugía bariátrica, la nutricionista explica que los resultados emocionales no siempre cumplen las expectativas: “las personas creen que cuando adelgacen van a tener pareja, trabajo, éxito y, a veces, eso no pasa. Entonces, viene toda una frustración encima, aparte de haberse sometido a todos los procedimientos médicos y quirúrgicos, y puede llevar a pensamiento suicida porque se siente un vacío”.
Por ello, subrayó que “todo tiene que estar acompañado, obviamente, de profesionales de la psicología y en los casos más graves de la psiquiatría”.
Respecto a dietas populares, Córdoba aclara que “si uno lo hace con un profesional que está supervisado, puede andar, sí, obviamente entendiendo que es un proceso y siempre que hablemos de una persona sana, porque si hay problemas hormonales o nerviosos, hay que ver todo lo otro”.
Además, advierte sobre la transmisión de la violencia estética a las nuevas generaciones. Córdoba ejemplificó que “hay un montón de mamás preocupadas por sus hijas adolescentes y cuando vos la escuchás hablar a la mamá, ella también tiene esa violencia estética hacia otra persona o hacia ella misma. Inevitablemente, eso se transmite hacia los hijos”.
Finalmente, Córdoba enfatizó que los comentarios sobre el cuerpo ajeno pueden reforzar estigmas y perpetuar la violencia: “no hay que opinar del cuerpo del otro y sobre el cuerpo propio cada uno sabe cuál es la situación en la que está, pero si lo decimos, aparte de reforzar ese pensamiento hacia nosotros, le hacemos creer a los otros que eso es así. Y ahí estamos perpetuando y reproduciendo la violencia”, concluyó.




