El dólar volvió a mostrar presión este miércoles y encendió nuevas alertas en el mercado cambiario. En el Banco Nación, la cotización oficial minorista subió $5 y llegó a $1475, mientras que en el segmento mayorista avanzó $6 hasta $1453, quedando más cerca del techo de la banda, ubicado en torno a $1509. En los mercados financieros, el contado con liquidación operó a $1529,90 y el MEP alcanzó $1487. En el circuito informal, el blue se negoció a $1460.
La dinámica cambiaria continúa atravesada por el mismo factor que condiciona la economía desde hace meses: la fragilidad del balance del Banco Central y la caída de las reservas netas. La última publicación de la Planilla de Reservas Internacionales y Liquidez mostró que el indicador volvió a terreno negativo al cierre de octubre, lo que reavivó la preocupación entre operadores, bancos y fondos de inversión. La baja de activos y la modificación en la composición de los pasivos expuso nuevamente la dificultad del organismo para sostener el actual esquema cambiario.
Según Portfolio Personal Inversiones (PPI), las reservas netas descendieron hasta aproximadamente –US$ 2.130 millones, tras haber mostrado un saldo positivo de US$ 1.624 millones en septiembre. El deterioro se explica por dos movimientos simultáneos: una reducción de US$ 990 millones en las reservas brutas y un fuerte descenso en los pasivos de corto plazo por –US$ 2.760 millones. Este último dato se vinculó directamente con la activación del swap con el Tesoro de Estados Unidos por US$ 2.510 millones, acompañado de un incremento de US$ 1.004 millones en la línea de pases.
Para los analistas de PPI, el regreso de las reservas netas negativas obliga a recalcular los objetivos del programa financiero. Al 18 de noviembre, el Banco Central debía sumar US$ 9.430 millones para llegar a la meta de fin de año. Y para alcanzar la meta intermedia de mediados del próximo año, el desafío se estira a US$ 13.630 millones. Pero al descontar el efecto del swap activado con Estados Unidos, la meta de fin de año trepa a US$ 11.940 millones, un número que luce cada vez más lejano. La casi nula compra de divisas por parte del sector público —menos de US$ 50 millones en la última intervención— reduce aún más las probabilidades de cumplimiento.
El mercado considera creciente la chance de que el Gobierno solicite un nuevo waiver. Aunque no implica un incumplimiento severo, expone el choque entre dos prioridades que se tensan mutuamente: la necesidad de acumular reservas y la decisión de mantener al dólar dentro de los parámetros previstos por el esquema cambiario.
En paralelo, Max Capital destacó el paquete de modificaciones recientes en la política de encajes dispuesto por el Banco Central. La entidad redujo en 3,5 puntos porcentuales el efectivo mínimo para cuentas a la vista, cauciones y money market, mientras que incrementó en la misma proporción la porción de encajes que puede integrarse con títulos públicos para depósitos a plazo. El objetivo, según explicaron, es liberar liquidez sin afectar la demanda por instrumentos del Tesoro, clave para garantizar el rollover de la deuda en pesos. También se redujo la integración mínima diaria de encajes del 95% al 75% y se extendió hasta marzo el aumento adicional que puede cubrirse con bonos públicos.
Estas medidas se articulan con una licitación del Tesoro que será determinante para evaluar la capacidad del Gobierno de sostener su programa financiero. Con vencimientos por $14.000 millones, se ofrecerán lecaps, boncaps, Boncer, un bono de tasa variable y dos títulos dollar-linked. Max Capital detalló que la liberación de encajes implica una reducción de $1.900 millones en efectivo dentro del sistema, pero que esa salida puede verse compensada por una mayor demanda de títulos públicos equivalente a unos $2.100 millones.
Otro elemento clave es el papel del swap con Estados Unidos. Según Max Capital, los datos de reservas de octubre sugieren que el Banco Central activó alrededor de US$ 2.500 millones. Aunque esta operación se renueva mes a mes y no implica un vencimiento inmediato, sí modifica la lectura del mercado sobre la posición cambiaria del organismo y alimenta especulaciones sobre su capacidad de maniobra en las próximas semanas.






