En la previa de la Fiesta del Deporte Misionero, el psicólogo deportivo Gonzalo Villalba y creador de (@solocampeones.psico) visitó los estudios de FM 89.3 Santa María de las Misiones y habló de todo: resultados, procesos, presiones familiares, actitudes dentro de un equipo y la importancia de acompañar a los jóvenes atletas desde un enfoque integral. Con ejemplos concretos de su trabajo con deportistas locales, alguno de ellos ternados este año, Villalba describió un escenario donde la psicología ya no es un complemento, sino una pieza clave para formar atletas más sólidos, conscientes y preparados para la adversidad.
Durante la entrevista, el especialista remarcó que uno de los principales desafíos es romper con el resultadismo. “Puedo jugar el mejor partido de mi vida y aun así perder”, explicó. Para él, es esencial diferenciar resultado de rendimiento, y asumir que el crecimiento deportivo es un proceso que lleva tiempo. “A veces mis pacientes ya me cargan con la palabra ‘proceso’, pero es así: el éxito ‘de la noche a la mañana’ suele ser una noche que dura muchos años. A veces los deportistas se ríen en el consultorio porque dicen: ‘No me digas la palabra proceso otra vez’”.
Villalba también destacó que cada disciplina exige habilidades mentales específicas. No es lo mismo trabajar con una jugadora de hockey, un arquero o un piloto de karting. Incluso dentro de un mismo deporte las demandas cambian: “En patín, competir en libre no requiere lo mismo que competir en escuela”.
Otro punto central fue el rol de los padres. El psicólogo señaló que conforman un “triángulo” fundamental junto al deportista y el entrenador. La falta de coherencia entre lo que se pide en casa y lo que se pide en el club puede generar confusión y malestar en los chicos. “Son la piedra angular del equipo. El acompañamiento y el respeto hacia el entrenador son claves para no tironear al deportista”.
Consultado sobre la exigencia, Villalba fue claro: para llegar al alto rendimiento, se necesita. La autoexigencia, sin embargo, debe ser bien trabajada. “La ambición es una virtud, el problema es no ver lo que ya se logró”. En esta línea, valoró la Fiesta del Deporte como “un mimo” para los atletas: una instancia que reconoce un esfuerzo que muchas veces queda invisibilizado. “También se trabaja qué hago cuando gano, cómo lo celebro, cómo lo festejo.”
Respecto al camino formativo, explicó que en la niñez debe primar el disfrute: juegos, diversión y aprendizaje del reglamento. Recién hacia la adolescencia aparece una mayor seriedad y aumentan las demandas físicas. Pero incluso en etapas intensas, Villalba subraya la importancia del equilibrio: vida social, descanso y vacaciones sin culpas. “Si te vas siete días, no lleves nada. Disfrutá y después volvemos al plan”.
El trabajo psicológico también apunta a preparar al deportista para la adversidad y, sorprendentemente, para el éxito. “A veces están tan acostumbrados a pelear que cuando ganan no saben qué hacer”. Celebrar, reconocer el esfuerzo propio y valorar los logros forma parte del entrenamiento mental.
Hoy Villalba acompaña a varios deportistas ternados a los premios, entre ellos figuras como Isabela Carabante, Josefina, convocada con Las Leoncitas,, Leti del pádel y Julie Raimondi del patín. “Veo también colegas trabajando y eso es fantástico. Los resultados muestran que el trabajo mental se nota a largo plazo”.
Finalmente, aseguró que la salud mental ya está plenamente aceptada en el deporte. “Antes había que justificar nuestra presencia. Hoy los atletas agradecen tener un equipo atrás”. Con un enfoque claro en el proceso, la especificidad y el acompañamiento integral, Villalba resumió el desafío de su profesión en una frase: “Nuestro trabajo no se ve el día de la competencia; se construye mucho antes”.






