La producción citrícola en Misiones, una actividad que fue un pilar de la economía regional y fuente de empleo para cientos de familias, atraviesa una profunda y prolongada crisis desde hace casi una década.
Sin embargo, en medio de un panorama desolador marcado por la baja rentabilidad y la reducción de las plantaciones, surgieron señales de esperanza ligadas a la reactivación de viveros y un clima que promete una buena zafra.
Precios, empleo y producción
La coyuntura del sector citrícola “es crítica”, tal como lo describió Adolfo Zabal, representante de los trabajadores rurales y delegado de la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), en un diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“Desde el 2017 el sector viene pasando por una etapa mala”, sentenció Zabal. La crisis se evidencia de forma dramática en el municipio de Leandro N. Alem, sede de la emblemática planta de acopio y proceso que fue la Cooperativa Agroindustrial de Misiones Limitada (CTM) y la Citrícola, que ahora opera bajo el nombre de Cooperativa Citrícola Agroindustrial de Alem (CCAM).
En ese sentido, detalló que la estructura, que anteriormente estaba diseñada para procesar y exportar grandes volúmenes, “prácticamente ya no está exportando más y lastimosamente está comprando fruta de otras provincias para poder revender en la provincia de Misiones”. Esta “paradoja”, donde la provincia compra lo que antes producía, se refleja en las calles: “Vemos en distintas ciudades de la provincia a vendedores de naranja y mandarina que traen de otras provincias”, lamentó.
Esta realidad tuvo consecuencias devastadoras para los productores. “Por la falta de precio y el estancamiento en los mismos, casi el 80% de los productores citrícolas tuvieron que eliminar gran parte de sus plantaciones”, aseguró.
El impacto en el empleo es aún más contundente. Zabal recordó que, en años de auge, entre 2010 y 2015, “había cerca de 700 trabajadores acá en la planta y del sector rural”. Sin embargo, actualmente la situación es alarmante: “Hoy prácticamente no queda más que diez trabajadores rurales y quedan, aproximadamente, veinte trabajadores del sector industria de alimentación que están trabajando en la planta de jugo”.
La plana de Leandro N. Alem, que antes era un centro neurálgico, es ahora una “boca de acopio muy pequeña que vende al público” y la planta de jugo trabaja entre un “20% y 30% de la capacidad productiva”.
Plagas y estancamiento de precios
A las problemáticas estructurales, se suman los desafíos climáticos y económicos que afectan la calidad y el precio de la fruta. El productor de la zona de Candelaria, Juan Carlo Smijoski, señaló a este Diario las complicaciones recientes: “Tanto las plantaciones de fruta, como la mandarina y la naranja, y gran parte de los cultivos de verduras, se complicaron bastante debido a la cantidad de lluvia que cayó en lo que va del 2025”. Esto se debe a que el exceso de humedad provoca graves daños: “Lo que es verdura se pudre en los tablones, mientras que a las plantaciones de naranja les afecta la llegada del moho”, explicó.
Además, la lluvia constante obstaculiza las tareas de prevención y control de enfermedades: “No podemos combatir porque el tiempo no nos da tregua para tratar las enfermedades que van apareciendo en la planta. Eso afecta a la calidad en la presentación de la fruta para la zafra del 2025”, lamentó.
En el aspecto económico, Smijoski reveló un panorama difícil: “En cuanto a precios, hay un estancamiento de casi un año, por lo que no hubo variación en los costos para vender al mercado”. El precio de la naranja varía según la calidad de la cosecha, determinada por la afectación de plagas debido al factor climático.
Al respecto el productor indicó que el cajón de fruta “oscila entre los $10.000 y $12.000”. Ante los altos costos de la producción citrícola, el productor expresó la expectativa del sector: “Esperamos que haya un aumento en la venta”.
Esperanza en la zafra y reactivación de viveros
A pesar de los años de crisis, hay indicios que alimentan una moderada esperanza en el sector, tanto desde el lado de los trabajadores como de los empresarios y productores. Desde Colonia Aurora, el productor citrícola Diego González, también habló con este Diario, pero brindó una perspectiva optimista respecto a la próxima cosecha: “La floración fue hermosa, tiene buena carga. El año está corriendo muy bien en tanto el clima y las lluvias. Así que, en cuanto a kilos y calidad, esperamos una buena zafra”.
En cuanto a los precios, González remarcó que, debido a la poca producción -ya que “muchos productores tumbaron cuadros de cítricos”- la exportación está suspendida hace tiempo. Por lo tanto, el precio “siempre se maneja por el mercado interno”. La clave, según indicó, será la demanda: “Si se reactiva el consumo interno, que viene de dos años muy bajos, la expectativa es un poder actualizar a un precio acorde a lo que respecta mantener una producción citrícola”. El valor final, no obstante, “en febrero o marzo se verá conforme al mercado interno”, dijo.
Por su parte, el delegado Adolfo Zabal también señaló un factor de reactivación que podría cambiar la tendencia: la empresa CCAM “está reactivando los viveros nuevamente. Muy despacio, pero lo están haciendo”. Esta reactivación, que comenzó el año pasado, permitió la creación de un vivero que ya cuenta con plantines que se están distribuyendo a los colonos interesados en retomar la actividad.
“El proyecto indica que van a agrandar el vivero y llenarlo de plantines. La esperanza en el sector trabajador y el sector empresario coincide en que esta producción vuelva a ser un auge como fue años anteriores,” concluyó Zabal.





