En los 29 consultorios de cesación tabáquica dependientes del Programa de Control del Tabaco de Salud Pública, la ausencia juvenil es un dato que se repite. Así lo advirtió a PRIMERA EDICIÓN el coordinador del programa, Guillermo Rolón.
Aunque crece la presencia de vapeadores y cigarrillos electrónicos entre la población joven, Rolón explicó que el paciente que se acerca a los consultorios llega a partir de los 45 años, con décadas de consumo acumulado o después de un “susto clínico” por sospecha de cáncer de pulmón.
A modo de contraste, señaló que la mayoría de los jóvenes que utilizan vapeadores no busca asistencia formal, ya sea por desconocimiento, por minimizar los riesgos o porque aún no sienten consecuencias físicas directas.
Esta falta de demanda temprana, advirtió, dificulta intervenir a tiempo y obliga a fortalecer las acciones preventivas en escuelas y otros espacios.
Un desafío con beneficios inmediatos
Los consultorios de cesación tabáquica ofrecen un tratamiento gratuito para dejar de fumar con parches de nicotina que se administran durante ocho semanas; luego continúa una etapa de seguimiento que se extiende hasta un año después.
Esta red de consultorios se expandió rápidamente desde el inicio del programa, en 2018: de cinco a 29 consultorios ubicados en distintas partes de la provincia, que posibilitaron a más de 900 personas dejar de fumar.
Rolón ubicó la tasa de éxito del tratamiento arriba del 60%, y marcó que dejar el cigarrillo no es un proceso simple. La dificultad de sostener la abstinencia hace que, tras los dos meses de tratamiento, los equipos continúen en contacto porque la recaída es frecuente en los tres meses posteriores.
Sin embargo, remarcó que ese regreso al cigarrillo no se considera un fracaso, sino parte del proceso: “Aprovechamos y explicamos que una recaída no es un fracaso y que inclusive, si lograron esta abstinencia, aunque hay bajones o hay recaídas en este proceso, tiene beneficios fisiológicos”, aseguró el médico.
Vapeo, nuevo modo de consumo
La red de consultorios de cesación tabáquica está preparada para acompañar con su tratamiento, pero Rolón advirtió que el nuevo rostro del consumo -el vapeo- se mueve fuera de estos espacios y en un grupo de edad que no asiste: jóvenes de 18 a 30 años.
En este escenario, el consumo de nicotina sigue comenzando a edades tempranas, pero hoy se diversifica gracias a estos nuevos dispositivos que, a criterio del profesional, tienen fuerte presencia en redes sociales.
Mientras tanto, la búsqueda de ayuda se retrasa hasta que aparecen síntomas respiratorios o señales de alarma. El coordinador aseguró que “hay que insistir en los beneficios de dejar de fumar” a cualquier edad.
“Chicos de 18 o 19 años pueden entrar en un tratamiento de los consultorios, porque hay que saber que los vapers tienen nicotina y están en el rango de abordaje del tabaquismo”, agregó.
Prevención en escuelas
La falta de información y formación con respecto a los vapers es uno de los puntos críticos que buscan abordar desde el Programa de Control del Tabaco.
Apuntando a ese objetivo, Rolón explicó que junto a la Sociedad Argentina de Pediatría y otras asociaciones científicas realizan charlas y capacitaciones en toda la provincia.
Principalmente a pedido de las escuelas, los equipos técnicos se formaron para visitan establecimientos públicos y privados, ya que los docentes fueron quienes más demandaron información sobre el tema, aseguró.
El objetivo central es “aclarar que vapear es equivalente a fumar” dijo Rolón, y que por ese motivo se rige por las mismas normativas: por ejemplo, no está permitido su consumo en espacios cerrados.









