Por Myrian Beatriz Vera y Juan C. Marchak, enviados especiales
Ludmila Yelen Arce, la adolescente que es orgullo para Alem, se prepara en estos días para el desafío más grande de su prometedora carrera deportiva: el Tercer Open Internacional Paralímpico de Natación, que se celebrará en Buenos Aires el mes que viene.
Recientemente PRIMERA EDICIÓN viajó hasta Alem y visitó el gimnasio donde la atleta entrena con profunda determinación y un objetivo en la mira: lograr un lugar en la historia de su deporte.
“No se tiren abajo, pónganse metas altas, porque así se pueden lograr muchas cosas”, fue el mensaje que brindó al ser consultada sobre lo que le diría a los chicos y chicas de su edad. “El cielo es el límite”.
Ludmi nació con una discapacidad visual, pero eso no le impidió desarrollar varias pasiones: nada desde los seis años y no solo se define como “re competitiva”, sino que sueña en grande, se siente “lista para dar el salto” y quiere romper su primera marca internacional.
Pero además de ser una destacada atleta, la adolescente de 14 años también toca el piano, el ukelele, la flauta dulce, la flauta traversa y canta. Cuando entrena, lo hace junto a los atletas convencionales porque su entrenadora personal, Adriana Escobar, no la encasilla; si bien la profesora de Educación Física trabaja con otros deportistas adaptados, colocó a Ludmila como parte del grupo de nadadores convencionales, ya que “entrena con el mismo nivel y con la misma exigencia”, enfatizó.
A su vez, Ludmila también integra el equipo misionero adaptado, bajo la coordinación de Jorge Armando “Chino” Flores, profesor de Oberá, acompañado por docentes de las distintas localidades.
“Nosotros fuimos invitados al certamen por gestiones de una entrenadora nacional de natación para ciegos; la vio y la calificó como una potencia nacional. Por supuesto que hay mucho trabajo por hacer, con metas a mediano y largo plazo, pero Ludmi tiene lo que hace falta”, dijo Escobar.
La profesora aseguró que Ludmi tiene un alto perfil y ha llegado lejos, pese a las limitaciones de entrenamiento en Alem, donde no se cuenta con pileta olímpica climatizada, por lo tanto solo puede practicar más días a la semana cuando empieza la temporada de calor.
En invierno, para poder perfeccionarse, su familia hace un enorme esfuerzo económico y la envía una vez a la semana a Oberá para sumar práctica y así abrirse las puertas a las competencias fuera del país, su gran meta.
En ese sentido, Adriana Escobar destacó el esfuerzo de la joven para participar en el Open y lanzó la convocatoria de ayuda para costear los gastos del viaje.
“Ludmila tenía solo seis años cuando la natación dejó de ser un simple juego para convertirse en una pasión que define su vida. Hoy, se encuentra ante el umbral de su primera competencia internacional, un hito que la coloca en la mira del deporte adaptado nacional. Su historia es una de gran constancia y profundo amor por el agua. Eso nos motivó a trabajar duro con ella y acompañarla en su proceso”, confió la entrenadora.
La participación en el certamen, sin embargo, requiere apoyo económico. Los gastos de pasajes de avión y estadía para Ludmila y su entrenadora aún no están cubiertos. Por ello, Adriana Escobar solicitó la colaboración de la comunidad.
“Estamos pidiendo colaboración para los gastos del viaje. Tenemos el alias, que es del padre. La meta que tenemos que lograr para que Ludmila pueda viajar es costear los pasajes de avión y otros gastos propios de la estadía”, indicó Escobar. Los datos de interés para quienes deseen sumar su granito de arena son: alias arcerobertopa26, CVU 0000003100061682569823 a nombre de Roberto Patricio Arce, o bien comunicarse al número 3755-5294-67.
“Me siento como un pez”
Mientras hizo un alto entre pesas y abdominales, la nadadora recordó junto a este Diario sus inicios con una sencillez que contrasta con la ambición de sus metas deportivas.
“Cuando tenía seis años empecé a hacer natación porque me gustaba el agua y después, cuando aprendí a nadar mejor, me empezaron a invitar a encuentros provinciales. Ahora soy nadadora nacional y provincial”, sonrió.
Esa progresión natural, marcada por las invitaciones a eventos cada vez más grandes, fue cimentando no solo su habilidad, sino también su deseo de competir. Cuando se le preguntó sobre lo que siente al deslizarse por la pileta, su respuesta ofreció una metáfora de profunda conexión con el medio: “Siento como que estoy en una burbuja y como que soy, no sé, un pez. O sea, me siento parte del agua. Ese sentimiento, para una nadadora es lo llevás con vos a todos lados”, sostuvo convencida de su filosofía de vida. La invitación al Tercer Open Internacional Paralímpico de Natación en Buenos Aires, programado para el 6, 7 y 8 de diciembre, es la confirmación del potencial que Ludmila ya demostró en las piletas del país.
“Estoy emocionada porque es mi primer internacional. Y a la vez nerviosa porque no sé cómo me va a ir. Tengo sueños que quiero cumplir, poder estar, competir y vivir esa experiencia”, confesó Ludmila, quien a pesar de su juventud, mantiene los pies en el suelo, afirmando que se esfuerza y exige “porque sueño siempre con lo más grande del podio”.

Enfocada
“Trabajo diciembre, enero, y a veces febrero. Entonces, como no tenemos pileta climatizada, son esos meses donde entrenamos más fuerte”, explicó la profe quien lleva ocho años dando natación en Alem y fue la primera entrenadora de Ludmila. A pesar de esta limitación, la joven mantiene una disciplina de entrenamiento rigurosa: los lunes y miércoles asiste al gimnasio para un entrenamiento funcional, complementado con sesiones en Oberá los jueves a la tarde.
En el agua, Ludmila trabaja con intensidad. Escobar detalló que las prácticas incluyen resistencia y el nado de todos los estilos, aunque los fuertes de la nadadora son el estilo libre (crol) y pecho. Sin embargo, el crecimiento continuo la impulsa a buscar la perfección en sus fortalezas y debilidades.
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“Quiero también practicar más espalda y mariposa, que es lo que más me cuesta”, manifestó Ludmila, con un claro enfoque de mejora continua y autoexigencia.
La preparación para el Open Internacional, a pesar del poco tiempo restante, se basa en la resistencia adquirida en todo el año. Escobar detalló que en el gimnasio se trabaja la fuerza adaptada al deporte, y en la pileta se enfoca en resistencia y fuerza, fortaleciendo los estilos.
“Vamos a ir con todas las ganas”, confirmó Escobar. Ludmila, por su parte, mantiene la promesa de dejarlo todo: “Voy a dar lo mejor”.
Esta actitud ya le dio resultados notables en la pileta olímpica del Estadio Mario Alberto Kempes, de Córdoba, durante la jornada nacional de natación adaptada realizada en septiembre último, donde nadó espalda por primera vez en un certamen y superó sus expectativas.
“Cada competencia va mejorando, va teniendo más fuerza. También, fisiológicamente, con el tiempo y con la edad, es más fuerte. El entrenamiento hace que los estilos cada vez sean mejores”, confirmó la entrenadora.
La cita de diciembre no solo es un reto deportivo, sino también una vidriera. Escobar resaltó que “va a haber entrenadores a nivel nacional que van a estar mirándolo”, lo que podría abrir la puerta a becas y otras competencias fuera de la provincia e, incluso, del país.
Ese es el objetivo final de Ludmila: “Me gustaría romper una marca”, dijo determinada.











