Un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) revela preocupantes datos sobre cómo son las estrategias de manutención de los hogares argentinos. Según la investigación crece el número de familias que han tenido que “quemar ahorros”, endeudarse o vender pertenencias para afrontar los gastos diarios.
“El 19,9% de los hogares recurrió al uso de ahorros en 2003, mientras que en 2025 ese valor escaló al 37,4%”, indica el estudio que analiza la organización de los hogares en dos décadas.
“Entre las estrategias de financiamiento, los préstamos de bancos y financieras se incrementaron 10,8 p.p. y el uso de tarjeta de crédito o pago en fiado tuvo un aumento de 28,9 p.p. entre 2003 y 2025”, precisa el documento oficial.
Además señala que “el 16,1% de los hogares del estrato de ingreso medio recurrió al uso de ahorros o a la venta de pertenencias como estrategia de manutención”.
“El porcentaje de hogares que utilizó ahorros tuvo un incremento entre 2018 y 2020, cuando alcanzó un valor cercano al 35%. A partir de entonces se mantuvo relativamente estable, hasta el primer semestre de 2024, cuando volvió a registrar una suba y llegó al valor máximo de la serie (40,1%)”, cita la encuesta.
Préstamos
“A medida que desciende el nivel de ingresos se incrementa la toma de préstamos. En el primer semestre de 2025, uno de cada cuatro hogares se endeudó y, dentro del estrato de ingreso bajo, lo hizo uno de cada tres”, detalla el informe del INDEC.
También “cuatro de cada diez hogares utilizaron ahorros o vendieron pertenencias en el primer semestre de 2025”. “Al igual que en la estrategia de solicitud de préstamos, es más frecuente en los hogares de menores recursos”, recalca la investigación.
“En cuanto a la solicitud de préstamos de los hogares, en el estrato de ingreso alto y medio hay una mayor cantidad que se endeuda con entidades bancarias y financieras. Dentro del estrato de ingreso bajo, predomina el endeudamiento informal con familiares o amigos”, puntualiza el estudio.
Tres de cada 10 hogares con niños no cubre sus gastos
El 31% de los hogares argentinos con niños y adolescentes no logra cubrir sus gastos corrientes con los ingresos mensuales, según los resultados de la 9ª Encuesta Rápida de Unicef Argentina correspondientes al primer semestre de 2025.
El dato refleja una mejora significativa respecto al mismo período de 2024, cuando la cifra alcanzaba el 48%. El alivio se percibe con mayor fuerza en los sectores más vulnerables, donde los ingresos muestran una recuperación moderada tras años de deterioro.
La mejora se da en un contexto en el que la pobreza infantil continua se ubicó en 46,1%, que marcó una caída de 21 puntos porcentuales en comparación con el primer semestre de 2024, según la Encuesta Permanente de Hogares (EPH-INDEC). La pobreza extrema, por su parte, descendió al 10,2%, una reducción de 17 puntos.
“Los resultados de esta nueva ola ponen de manifiesto frágiles avances a partir de la reducción de la pobreza, pero también desafíos que deben abordarse con prioridad en la agenda pública para consolidar y acelerar esa tendencia”, señaló el representante de Unicef en Argentina, Rafael Ramírez Mesec.
Más endeudamiento
El informe advierte, sin embargo, que el endeudamiento de los hogares creció ocho puntos en el último año, alcanzando al 31% de las familias (por créditos bancarios, tarjetas, prestamistas o ANSeS). Si se incluyen los préstamos por billeteras virtuales, aplicaciones o vías informales, el porcentaje sube al 45%.
El aumento de las deudas se concentra especialmente en los sectores medios, donde cuatro de cada diez hogares dejaron de pagar algún servicio y un 16% enfrenta dificultades para abonar las tarjetas de crédito.
Además, uno de cada diez hogares tuvo que darse de baja de la cobertura médica prepaga o cambiar de escuela a sus hijos por motivos económicos.
“El desafío, en un marco de consolidación fiscal, radica en sostener los esfuerzos de protección social que permitieron esta mejora”, afirmó Sebastián Waisgrais, especialista en Inclusión Social y Monitoreo de Unicef Argentina.
Según explicó, los avances recientes se vinculan con la desaceleración inflacionaria y con políticas como la Asignación Universal por Hijo y la Prestación Alimentar.
La encuesta muestra un panorama algo más alentador en la capacidad de los hogares para afrontar gastos vinculados a la infancia.
Aumentó la posibilidad de comprar útiles, ropa y costear actividades recreativas, mientras que los hogares que deben restringir comidas por falta de dinero bajaron del 52% al 30%. También mejoró el acceso a servicios básicos: la proporción de familias que no pueden asistir al médico o al dentista por falta de recursos se redujo en ocho puntos.
Preocupación
El estudio advierte que el incumplimiento de la cuota alimentaria continúa afectando al 52% de las madres que deberían recibirla, sin variaciones significativas en los últimos años. Unicef alerta que este incumplimiento impacta directamente en el bienestar y desarrollo de los niños y niñas.
En el plano del bienestar adolescente, la encuesta registra un aumento preocupante del bullying escolar, que pasó del 25% al 41%, afectando a casi un millón de chicos.
Además, por primera vez se indagó sobre las apuestas en línea: cuatro de cada diez adolescentes apostaron dinero en el último mes.
La “nueva pobreza”
En diálogo con Radio 90.7, de Córdoba Capital, Guadalupe Galíndez, analista del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), interpreta que las estrategias que describe el informe del INDEC no son un fenómeno estrictamente coyuntural, sino la expresión de una “nueva pobreza” que se viene gestando desde los años noventa.
“Los hogares buscan estrategias para poder llegar a fin de mes, para mantener su consumo, que también da cuenta de cierto estatus y de poder mantenerse en el estrato en el que se sienten parte”, describe.
Según remarca, esto se ve con nitidez en sectores medios y altos que usan préstamos, compras en cuotas, uso intensivo de tarjetas y ahorros para sostener modos de vida que ya no se financian solo con el ingreso del trabajo.
“La foto es más cruda”
Cuando se baja la lupa a los sectores de menores ingresos, la foto es todavía más cruda. Galíndez señala que los estratos bajos recurren con mucha más frecuencia al préstamo informal y a mecanismos de emergencia, porque no acceden a las herramientas de financiamiento que sí tienen disponibles los sectores medios y altos.
“Todos buscan mejorar o al menos sostener su calidad de vida, pero no es lo mismo endeudarse para conservar ciertos consumos que endeudarse para seguir comiendo”, contrasta.
Y advierte que esta vulnerabilidad se potencia en un mercado laboral que “hace 15 años no se genera empleo genuino, empleo formal registrado en el sector privado”, donde incluso niveles educativos más altos ya no garantizan los ingresos que garantizaban antes.
De cara a la salida, la economista considera que el alivio no puede descansar solo en el comportamiento de las familias. Plantea que una baja sostenida en las tasas de financiamiento, junto con una reactivación de la actividad, ayudaría a descomprimir el sobreendeudamiento.
Pero subraya que la clave de fondo es el trabajo: “Una reforma laboral que reduzca los costos de contratación -los laborales, los de capacitación y los de desvinculación- podría incentivar a las empresas, sobre todo a las pymes, a generar empleo formal genuino”.








