Una mujer de esta localidad inició una campaña solidaria para poder costear un tratamiento en México para su hijo Ryan Valentino, de 13 años, quien tiene un diagnóstico de parálisis cerebral y epilepsia, adquirido a los cinco meses de vida por una intervención quirúrgica que tuvo complicaciones.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, Lidia Mechkalo, mamá de Ryan, contó que en septiembre se comunicó con el centro clínico Neurocytonix, ubicado en Monterrey, México, para inscribir a su hijo en el tratamiento Cytotron, que promete mejoras para cuadros neurológicos y cuesta 35.000 dólares (unos 50 millones de pesos).
“Mi hijo no era el mismo”
Ryan Valentino López nació en 2012 como un bebé sano, pero un accidente y una intervención médica cambiaron su realidad y la de su familia cuando apenas tenía cinco meses de vida.
En medio de una operación que se le realizaba para extraer un cuerpo extraño de la tráquea, sufrió varios paros cardiorrespiratorios que impidieron que el oxígeno llegue adecuadamente a su cerebro, lo que le provocó una parálisis cerebral.
“Una vez que salió del quirófano, estuvo en terapia intensiva diez días y cuando le sacaron la sedación ahí me di cuenta de que mi hijo no era el mismo”, recordó Lidia.
Desde entonces, “todo fue una odisea hasta el día de hoy”, confesó la madre, quien se desempeña como personal policial en la comisaría de Campo Grande y vive con su hijo, acompañándolo de cerca y brindándole el apoyo y la contención que necesita.
Hoy, con 13 años cumplidos, Ryan cursa sus estudios en una escuela especial y asiste a terapia tres veces por semana para que su estado de salud no empeore.
“Viajamos a la ciudad de Oberá porque en la localidad donde vivimos no existen los tratamientos que él necesita. Son 80 kilómetros ida y vuelta, y esa terapia lo mantiene estable, digamos, no es un tratamiento para curarlo”, detalló la mamá.
Una nueva esperanza
En septiembre, Lidia se contactó con el centro Neurocytonix de México, gracias a un grupo de Whatsapp de madres de todo el país que tienen hijos con parálisis cerebral.
Para inscribir a Ryan, completó un formulario y envió algunos estudios, sabiendo que un desafío importante les esperaba: recaudar los 35.000 dólares que cuestan los 30 días de tratamiento.
A ese monto inicial se suman los gastos del viaje y la estadía, pero Lidia no pierde las esperanzas de hacer posible ese viaje: “Cada niño es un caso diferente, pero hay testimonios de que hasta un 60% puede llegar a mejorar con este tratamiento”, contó.





