Cuando hablamos de conocernos para poder cuidarnos de manera adecuada, lo más importante es saber que necesitamos dedicarnos tiempo, estar solos, enfocarnos en nosotros y ver el mundo que nos rodea. Esto nos permitirá enfrentarnos a la realidad de nuestra perspectiva en una situación, que no es la verdad, si no nuestra mirada.
Al enfocarnos podremos escucharnos, analizarnos y tomar las medidas adecuadas. El enfoque es mirarse y analizarse en silencio.
El crecimiento depende del detenernos, salir de la situación, no es ganar una batalla, ya que la vida no debe tomarse como luchas constantes porque nos produce mayor desgaste. Si atravesamos y aprendemos eso nos fortalece, nos moldea y va sacando un poco de esa luz que tanto quiere emerger y a veces nosotros mismos la tapamos.
Si no paramos, nuestro cuerpo enferma. No significa no hacer nada despatarrado en un sillón mirando TikTok o series. Puede ser constructivo o destructivo, si pienso en cómo estoy viviendo es constructivo, si solo paso el tiempo y no lo utilizo en mirar mi propio Ser, conociéndolo, cada vez gritará más, con síntomas y signos, pidiendo ser escuchado.
La salud mental, para mí, no representa tenerlo todo, a veces creemos que el dinero lo resolverá y los excesos laborales no nos permiten gozar de la familia y los grandes placeres del día a día. En el consultorio vemos personas con un pasar económico alto, que realizan viajes, se toman vacaciones, tienen mucha vida social y siguen deambulando de consultorio en consultorio con tratamientos para verse mejor físicamente y con dolencias por doquier.
Buscar alguna herramienta que me permita salir de ese enredo mental, ese rulo de pensamientos de dolor, pérdida, persecución. La conexión con la naturaleza nos acerca a escucharnos, la escritura, pintura, para cada uno hay una herramienta adecuada.
Debemos querer y estar atentos. El cuidado de la salud mental empieza desde que somos concebidos, no es un problema del nido vacío, ni la situación económica, no es la pérdida de un ser querido. Hay que saber gestionar lo que nos sucede a diario, conocernos desde nuestras debilidades y transformarlas, es permitimos vernos y ver.
Aprovechar, mimarnos, permitirnos conocernos y cuando lo logramos todo a nuestro alrededor va teniendo otra perspectiva. Una de las historias que me marcó fue la biografía de Hellen Keller que a los 19 meses perdió la vista y el oído. Los logros de su vida le permitieron luego ayudar a otros miles y dejó un legado de superación inigualable.
La salud mental no es prioridad de una edad madura únicamente, debemos cuidarnos y cuidar a los que nos rodean aprendiendo a escucharnos. Respirar, observar, analizar, generar estrategias y si no puedo hacerlo solo, pedir ayuda.
Dra. Marcela Campias
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