A casi cinco siglos de su muerte, Michel de Nostredame —conocido como Nostradamus— sigue siendo motivo de debate. Cada vez que el mundo atraviesa una crisis, sus versos de 1555 vuelven a circular en redes y foros de predicciones. Esta vez, la atención se centra en una supuesta advertencia para el final de 2025, donde algunos intérpretes creen ver señales de incendios, conflictos armados y cambios de liderazgo.
Nostradamus: qué dice su predicción
La cuarteta que motiva las conjeturas dice: “Cuando Marte rige su camino en las estrellas, la sangre humana salpicará el santuario. Tres incendios se desatan en el Este, mientras que el Oeste pierde su luz en silencio”. El pasaje, de simbolismo bélico, fue retomado por seguidores que asocian “Marte” con enfrentamientos y “tres incendios” con posibles focos de tensión geopolítica en Asia o Medio Oriente. El “Oeste que pierde su luz”, por su parte, se vincula a crisis políticas o económicas en países occidentales.
Sin embargo, investigadores y traductores especializados insisten en mantener la prudencia. Señalan que las cuartetas de Nostradamus son deliberadamente oscuras, escritas en un francés arcaico mezclado con latín y provenzal, lo que deja amplias posibilidades de reinterpretación. Por eso, muchas coincidencias suelen aparecer a posteriori, cuando los hechos ya ocurrieron y se busca adaptarlos a los textos.

“El problema no está en Nostradamus, sino en quienes buscan en sus versos una confirmación de los miedos del presente”, advierten algunos historiadores. Otros recuerdan que el propio autor escribió en medio de pestes y guerras, lo que explica su tono apocalíptico más como reflejo de época que como profecía literal.
Aun así, la figura del médico y astrólogo francés sigue generando atención mediática y editorial. Sus libros se reeditan con frecuencia y sus versos circulan masivamente en plataformas digitales cada vez que surge una crisis mundial.
Más allá de las interpretaciones alarmistas, especialistas recomiendan tomar distancia y leer sus textos como lo que fueron: piezas poéticas enigmáticas de un siglo turbulento, y no predicciones verificables. En tiempos de incertidumbre global, su nombre vuelve a encender la curiosidad colectiva, aunque quizás su mayor “profecía” haya sido esa: la persistencia del miedo humano frente al futuro.





