Ligero, resistente, flexible y renovable, el bambú es un recurso natural que en los últimos años ha comenzado a despertar creciente interés en todo el mundo por su versatilidad y por las múltiples oportunidades que ofrece para la producción sustentable.
En Asia se lo considera “el acero vegetal” por su resistencia y capacidad para reemplazar a la madera y otros materiales en la construcción, la fabricación de muebles, la elaboración de tejidos, instrumentos musicales, objetos de diseño y hasta bicicletas.
En América Latina, su expansión avanza en países como Colombia, Ecuador y Brasil, donde se lo integra a programas de vivienda social, producción artesanal y restauración ambiental. En Misiones, la combinación del clima subtropical húmedo, los suelos fértiles y la experiencia forestal de sus productores colocan a la provincia en una posición privilegiada para desarrollar esta cadena.
“El bambú puede ser una alternativa muy interesante para la diversificación productiva en la chacra misionera, por su bajo impacto ambiental, su rápido crecimiento y sus amplias posibilidades de uso”, explicó Roque Gervasoni, presidente del Instituto de Macroeconomía Circular (IMaC), una de las instituciones que promueve su cultivo y aprovechamiento en la región.
Gervasoni remarcó que el bambú “es un material noble, con un enorme potencial para el desarrollo de muebles, objetos decorativos, elementos paisajísticos y, a futuro, también viviendas sustentables”. Su uso, añadió, “permite cuidar y proteger el bosque nativo, ofreciendo una alternativa renovable que puede integrarse al sistema productivo misionero con alto valor agregado”.
Una experiencia en marcha
El proceso de incorporación del bambú a la economía regional comenzó con experiencias concretas en distintos puntos de la provincia. Una de ellas es la de Cristian Benson, en Puerto Benson, Caraguatay, donde se cultivan actualmente 15 especies distintas de bambú y se inició la fabricación artesanal de muebles, quinchos e incluso una bicicleta ultraliviana realizada íntegramente con cañas de bambú.
“Misiones tiene todo para hacerlo: el clima, la gente y la maquinaria forestal que puede adaptarse perfectamente al trabajo con bambú”, señaló Benson, quien además participa como capacitador en distintas instancias de formación. Su emprendimiento integra producción, vivero y manufactura, combinando conocimientos técnicos con prácticas sustentables.

Capacitación
Como parte de la estrategia de impulso a esta nueva cadena, ayer y hoy se realiza en Eldorado la Masterclass de Bambú, organizada por el Instituto de Macroeconomía Circular, la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) y la Asociación del Bambú Argentino, con el acompañamiento de los municipios de Eldorado y Caraguatay.
El encuentro comenzó ayer en la Sala de Conferencias de la Facultad de Ciencias Forestales, con presentaciones sobre industrialización y manufactura del bambú, a cargo del artesano Alberto Vieyra y el ingeniero Fabio Wiedemann (UNaM), y sobre arquitectura con bambú, dictada por la arquitecta brasileña Kelly Michels, de la firma Mambu Arquitetura.
La segunda jornada se desarrolla este sábado en Caraguatay, con una visita al ensayo de bambú gigante que mantiene la Facultad de Ciencias Forestales y al emprendimiento de Benson, donde los participantes podrán observar el proceso de cultivo, secado y manufactura. La capacitación está destinada a productores, emprendedores, docentes, técnicos y estudiantes, con el objetivo de generar una red provincial de actores interesados en desarrollar esta actividad.
Una economía verde
El bambú pertenece a la familia de las gramíneas y se caracteriza por su velocidad de crecimiento: algunas especies pueden alcanzar más de 30 metros de altura y crecer hasta un metro por día en condiciones óptimas. Su aprovechamiento no requiere tala masiva ni replantación constante, ya que las cañas vuelven a brotar cada año, lo que lo convierte en un recurso renovable de gran valor ambiental.
A nivel global, la industria del bambú mueve más de 60.000 millones de dólares anuales, según la Organización Internacional del Bambú y el Ratán (INBAR), con fuerte presencia en los mercados asiáticos, africanos y latinoamericanos. Su incorporación en políticas de desarrollo sostenible ha permitido generar miles de empleos rurales, reducir la presión sobre los bosques nativos y fomentar la economía circular.
En Argentina, los estudios realizados por universidades y asociaciones especializadas muestran un panorama prometedor: las regiones del NEA y NOA poseen condiciones agroclimáticas ideales para su cultivo, con especial potencial en Misiones, Corrientes y Tucumán.
Perspectivas locales
En el caso misionero, los organismos que impulsan esta iniciativa consideran que el bambú puede integrarse al modelo productivo provincial como una actividad complementaria a la forestación tradicional, orientada tanto a la exportación como al consumo interno. Además, su versatilidad permite desarrollar líneas de productos con alto valor agregado, aprovechando la infraestructura existente del sector maderero.
“El sueño es poder construir viviendas sustentables con bambú, con materiales locales, económicos y ecológicos, que respondan a las necesidades habitacionales de muchas familias”, afirmó Gervasoni.
En esa línea, destacó la importancia de continuar formando recursos humanos y fortaleciendo los lazos entre productores, diseñadores y técnicos. Mientras tanto, la Masterclass que se desarrolla este fin de semana en Eldorado marca un nuevo paso en ese camino: el de transformar un recurso abundante y renovable en una oportunidad concreta de desarrollo productivo y ambiental para Misiones.





