La industria naval de nuestro país sufrió la pérdida de uno de sus mayores impulsores con el fallecimiento de Horacio Regnicoli (87). Se había incorporado al astillero familiar en la década del 60 y fue uno de los impulsores de la incorporación del plástico reforzado con fibra de vidrio, una revolución tecnológica que marcó el inicio de la fabricación en serie de lanchas en Argentina.
Los diferentes sitios vinculados a la náutica reconocieron que la vida de Horacio estuvo marcada por la pasión, la innovación y un compromiso inquebrantable con el legado familiar que nació hace 101 años de la mano de Emilio e Higinio Regnicoli.
Horacio fue junto a su primo Jorge parte de la segunda generación de uno de los astilleros que se ganó un destacado lugar en el exigente mercado argentino, pero también pudo desembarcar con sus productos en Estados Unidos, Holanda, Suecia, Chile, Uruguay y Paraguay.
Apasionado por la motonáutica, en su juventud transitó con éxito por varias categorías, haciendo trascender el nombre del astillero. Ya en su rol empresarial y dirigencial, supo ser socio fundador y presidente de esta Cámara Argentina de Constructores de Embarcaciones Livianas (CACEL), y vicepresidente de la Federación de la Industria Naval Argentina (FINA), siempre defendiendo los intereses del sector.
Los que tuvieron la oportunidad de conocerlo no dudaron en describirlo como un hombre tranquilo, íntegro, con un profundo conocimiento técnico y un espíritu de liderazgo sereno y comprometido con la calidad del producto que salía del astillero.
Si bien seguía vinculado a la firma, ya le había pasado la posta a sus hijos, Roberto y Ernesto Regnicoli, integrantes de la tercera generación familiar.
Jorge, su primo, recordó que hace algunas décadas se tenía que hacer un prototipo de la embarcación para realizar las pruebas en el río y así poder realizar las mejoras o corregir errores. Ahora todo se hace a través de simuladores manejados por ingenieros que buscan mejorar los rendimientos y la seguridad de las embarcaciones durante la navegación.
A lo largo de los años, el astillero Regnicoli se convirtió en una empresa reconocida por la calidad de sus embarcaciones, solidez y diseño, ganándose un sitial de preferencia entre los nautas.
Modelos históricos como la “Dorado”, “Dina”, “4.90” y “Trucha” le siguieron otros no menos destacados como “Barracuda” y “Albacora”, que todavía se pueden ver en nuestro río Paraná.





