En una decisión de profundo calado geopolítico, el Comité Noruego del Nobel otorgó este viernes el Premio Nobel de la Paz 2025 a la líder opositora venezolana María Corina Machado. El laudo reconoce, según las palabras exactas del comité, “su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela y por su lucha por lograr una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia.”
El anuncio resuena como un potente espaldarazo a los movimientos cívicos que abogan por cambios democráticos a través de vías no violentas frente a regímenes autoritarios. Al honrar a Machado, el comité no solo premia a una figura individual, sino que también envía un mensaje inequívoco de apoyo a la sociedad civil venezolana y visibiliza una de las crisis humanitarias y migratorias más severas de la historia reciente del hemisferio occidental.
La elección de Machado, ingeniera industrial y figura más visible de la oposición intransigente al gobierno de Nicolás Maduro, subraya la relevancia de su método: una defensa férrea de la ruta electoral como única salida viable a la crisis, aun cuando el propio sistema le impuso una inhabilitación política para ejercer cargos públicos. Esta paradoja –ser la candidata con mayor respaldo popular en las primarias opositoras de 2023 y, a la vez, estar vetada por las instituciones controladas por el oficialismo– definió su lucha en los últimos años.
El comité destacó en su fundamentación la resiliencia de Machado y su compromiso con los principios de la no violencia, a pesar de la “persecución sistemática” y las amenazas que enfrentó a lo largo de más de dos décadas de activismo político. Su trayectoria, desde la fundación de la organización civil Súmate hasta su liderazgo en la coalición opositora, estuvo marcada por una coherencia ideológica que le granjeó tanto un masivo apoyo popular como la animadversión del poder establecido.
Este Nobel de la Paz llega en un momento crucial para Venezuela. Con la economía devastada, más de ocho millones de migrantes y refugiados dispersos por el mundo y una profunda fractura social, el reconocimiento internacional a la principal figura de la oposición puede reconfigurar el tablero político. Por un lado, otorga a Machado una plataforma global y una legitimidad incontestable; por otro, supone una presión diplomática adicional sobre el gobierno de Caracas, que ahora deberá gestionar la realidad de tener a una premio Nobel como principal adversaria interna.
El galardón a María Corina Machado la inscribe en una prestigiosa lista de personalidades que, desde la disidencia y la defensa de los derechos humanos, han sido reconocidas por el Comité Noruego, como Aung San Suu Kyi, Lech Wałęsa o Nelson Mandela. Es, en esencia, un premio a la persistencia y al coraje cívico.
El camino hacia la democratización de Venezuela sigue siendo incierto y plagado de obstáculos. Sin embargo, el Nobel de la Paz 2025 no solo honra la lucha pasada de una líder, sino que también ilumina una esperanza para el futuro: la convicción de que, incluso en las circunstancias más adversas, la búsqueda pacífica de la libertad es una causa que concierne y moviliza a toda la humanidad.
Fuente: Agencia de Noticias NA y Medios Digitales





