Una vez más, la Gran Feria de la parroquia Santos Mártires cumplió con creces su objetivo de ofrecer a la venta ropas, calzados y artículos de bazar casi nuevos a muy buen precio y con ello reunir los fondos que son destinados a Cáritas Diocesana y a las distintas obras que tiene la Compañía de Jesús en Posadas. En menos de cuatro horas los compradores se llevaron la mayoría de las prendas y calzados ya para la temporada de verano.
En el galpón de la parroquia, todo funciona como un relojito. Cada voluntario sabe exactamente qué debe hacer y no se escapa ningún detalle, desde controlar a quienes ingresan y egresan como así también mantener ordenadas las mesas donde se ubican las prendas, calzados y los percheros.
El párroco José Luis Ferrono es el referente de los voluntarios y sigue atentamente el desarrollo de la actividad que siempre arranca a las 8, aunque la fila sobre la vereda de la calle Corrientes empieza a conformarse mucho antes.
“Nosotros somos de Garupá y venimos hace cuatro años a comprar a la feria de Santos Mártires por la calidad de las ropas y el buen precio. Somos de un barrio humilde y la gran mayoría de los vecinos son de escasos recursos. Entonces cuando nos enteramos que será la feria nos organizamos, juntamos dinero y venimos a comprar lo que medianamente nos pidieron”, explicó Zulma Domínguez.
Agregó que “acá conocimos a gente que viene de otros lugares de Posadas, más alejados del centro y hacen algo similar a lo nuestro. También están los que llevan para vender en las ferias barriales y otros para uso propio, porque la verdad que hay muy lindas prendas”.

La elegida por los voluntarios como vocera, Clara Aguirre, señaló que “esta es nuestra decimotercera feria y la verdad es que cada vez estamos más organizados. En el año hacemos dos ediciones de la feria general, una con ropa para el invierno y ésta ya con prendas para afrontar el verano. Luego tenemos una mini feria pero no de esta dimensión”.
Clara comentó que “todo lo que está aquí son donaciones que las personas se acercan a dejar y la verdad que nos sorprenden cada vez más, porque nos traen mucha ropa linda, en buen estado. De igual manera las voluntarias colaboran y verifican cada ropa o calzado en que esté limpio, no roto ni sucio. Si así fuera se toman el trabajo de limpiar, coser, lo que sea necesario. Eso también colabora para que la gente venga y corrobore de que somos una feria responsable donde se pueden conseguir cosas lindas”.
Destacó Clara que “el destino que se le da a lo recaudado es a tres cuestiones importantes: a Cáritas Parroquial, en el que seguimos asistiendo a familias que vienen todos los meses a retirar su bolsa de alimentos no perecederos. A la Casa Parroquial, para el mantenimiento de la parroquia, incluyendo luz, agua y servicios básicos. Y también a la Casa de Ejercicios Espirituales, que está ubicada a la entrada de Garupá, donde las personas realizan varios retiros de silencio, talleres de autoconocimiento que ya ha ayudado a muchísima gente”.
Equipados para el verano
“Acá venimos y nos equipamos para todo el verano. Yo tengo tres hijos de 8, 6 y 4 años y dos sobrinos. Nos enteramos de la feria hace dos años y desde allí siempre venimos porque encontramos ropas casi nuevas y a excelente precio. Una vez encontramos ropa casi sin uso, impecable”, comentó Lucía Méndez, mientras elegía en una de las mesas.
Si bien las mujeres prevalecen entre las compradores, también los hombres concurren a comprar. “Vine a acompañar a mi señora y me terminé comprando un pantalón y una camisa. La verdad vale la pena”, señaló Alberto Gómez.










