Poco más de un año después de su inauguración, en septiembre de 1999, lo que hoy es el primer tramo de la avenida Costanera se cobró su primera víctima fatal el 30 de septiembre de 2000.
Ese sábado alrededor de las 16:30, un conocido abogado del foro local, se estrelló con su moto contra una columna de metal del alumbrado público en el sector de curvas y contracurvas a los pies del anfiteatro Manuel Antonio Ramírez.
La víctima, identificada como Octavio Alba Posse (32), conducía una moto Honda 600 CBR Flen en sentido hacia al antiguo Puerto capitalino, procedente de la avenida Roca, donde había acudido a un kiosco a abastecerse de bebidas, mientras su esposa lo aguardaba en otro sector del paseo.
De acuerdo a los ocasionales testigos que paseaban por el lugar ese día y a esa hora, a la altura del anfiteatro, el rodado de Alba Posse comenzó a derrapar de forma repentina hasta tocar el cordón cuneta del cantero que divide las dos manos de circulación.
Como consecuencia, chocó contra una jirafa del alumbrado público con tal violencia que el conductor salió despedido a más de 20 metros de distancia, sobre el asfalto, mientras que el vehículo recién terminó su marcha a 90 metros del lugar.

Según los relatos de la época, el motociclista no llevaba casco, pero sí dejó diseminados por su camino -además de las huellas de frenada sobre el pavimento- sus zapatos, unos anteojos oscuros, latas de cerveza retorcidas y pedazos de la moto.
También se refleja en las crónicas policiales que en el lugar se vivieron escenas de tremenda intensidad cuando la pareja del fallecido llegó al lugar del siniestro y se abalanzó sobre el cuerpo, presa de una crisis de nervios.
Más allá de que este motociclista se convirtió en la primera víctima fatal del tránsito sobre la Costanera, en el lugar ya se habían reportado varios incidentes de diversa gravedad, desde el vuelco de un automóvil ocurrido cuatro meses antes, el choque e incendio de otro y el atropello de un ciclista, aunque ninguno de ellos dejó víctimas fatales.









