En el lenguaje de la cromoterapia, cada color posee una frecuencia vibratoria que actúa como una llave capaz de abrir puertas internas, despertar emociones dormidas y acompañar procesos de cambio. Entre todos ellos, el violeta ocupa un lugar especial: es el color de la transmutación, la espiritualidad y el servicio desinteresado.
El violeta surge de la fusión del rojo activo, vital con el azul sereno, reflexivo. Esta unión simboliza el equilibrio entre la energía y la calma, entre el impulso y la contemplación. Por eso, se convierte en un aliado poderoso en momentos de transición, cuando la vida nos invita a soltar lo que ya no nos nutre y a abrazar nuevas etapas.
Quienes atraviesan procesos de desapego, ya sea de personas, lugares, hábitos o creencias, encuentran en el violeta una vibración que facilita la aceptación y la resiliencia. No se trata de olvidar, sino de transformar el dolor en aprendizaje y la incertidumbre en oportunidad. El violeta suaviza el miedo a lo desconocido y nos recuerda que cada cierre de ciclo es, en realidad, una apertura hacia lo nuevo.
También está profundamente relacionado con la humildad y el servicio. Este color estimula la empatía, la compasión y la capacidad de acompañar a otros desde un lugar de respeto y entrega genuina. Incorporarlo en el día a día, ya sea a través de la vestimenta, objetos decorativos, meditaciones guiadas o ejercicios de respiración enfocados en el chakra coronario, puede ser un gesto simple pero transformador.
En un mundo que avanza con rapidez y cambios constantes, el violeta nos invita a detenernos, respirar y recordar que la verdadera fortaleza está en saber soltar, que el verdadero servicio nace del corazón, y que todo cambio es, en el fondo, una oportunidad para crecer.
Gabriela Gómez
Especialista en Cromoterapia
Whatsapp 3764-719053








