Emprender es mucho más que tener una idea y ponerla en marcha. Es un camino lleno de emociones, desafíos, aprendizajes y, sobre todo, decisiones valientes. Y en ese camino, hay una palabra que se vuelve indispensable: RESILIENCIA.
Porque la realidad es que no todo sale como lo planeamos. Hay días de ventas increíbles y otros en los que no pasa nada. Hay ediciones de ferias donde sentís que tocás el cielo con las manos, y otras en las que la lluvia, la baja convocatoria o el cansancio te sacuden fuerte. En esos momentos, más que nunca, la resiliencia se convierte en tu motor silencioso.
Ser resiliente no significa no caerse, sino levantarse mejor preparada. Aprender del error, ajustar el rumbo, volver a creer. Resiliencia es cuando después de una frustración, decidís no bajar los brazos, sino preguntarte: ¿qué puedo hacer diferente? ¿qué me está enseñando esto?
Construir resiliencia lleva tiempo. Se cultiva con práctica, con autoconocimiento, con rodearse de personas que te inspiran, con espacios como las ferias donde compartís vivencias con otros emprendedores que te entienden de verdad. Porque si algo aprendimos como comunidad, es que juntos es más fácil seguir.
Apostar por tus sueños es también aprender a surfear los días grises, a celebrar los pequeños logros, a no olvidarte de por qué empezaste. Es confiar en vos, incluso cuando nadie más parece hacerlo. Y si hoy estás leyendo esto sintiéndote cansada, con dudas o con ganas de rendirte, recordá: no estás sola. Cada obstáculo que superas te está haciendo más fuerte, más sabia, más emprendedora. La resiliencia no se compra, se construye todos los días. Aquí te dejo algunos tips que pueden ayudarte a construir resiliencia:
• Desarrollar una mentalidad de crecimiento: Ver los desafíos como oportunidades de aprendizaje y crecimiento, en lugar de obstáculos insuperables.
• Establecer metas realistas y alcanzables: Dividir objetivos grandes en pasos más pequeños y manejables para evitar sentirse abrumado.
• Buscar apoyo y construir una red sólida: Contar con mentores, con una tribu de colegas, amigos y familiares que brinden apoyo emocional y consejos.
• Aprender de los errores y fracasos: Analizar qué salió mal, identificar lecciones aprendidas y ajustar estrategias para el futuro.
• Adaptarse al cambio y ser flexible: Aceptar que el cambio es inevitable y verlo como una oportunidad para innovar y mejorar.
• Cuidar la salud física y mental: Mantener un equilibrio entre el trabajo y el descanso, practicar técnicas de relajación como la meditación y el mindfulness, y cuidar la alimentación.
• Gestionar el estrés y las emociones: Aprender técnicas de manejo del estrés y buscar apoyo para hablar de los sentimientos.
• Celebrar los logros: Reconocer y celebrar los avances, por pequeños que sean, para mantener la motivación y el ánimo.
• Mantener una actitud positiva: Visualizar el éxito y enfocarse en las soluciones, en lugar de los problemas.
• No tener miedo a pedir ayuda: Buscar apoyo en tu tribu, o de un mentor cuando sea necesario.
• Aceptar la incertidumbre: Ver la incertidumbre como parte del proceso y no temerle.
• Fomentar la creatividad: Buscar soluciones innovadoras y pensar fuera de la caja.
En resumen, la resiliencia en el emprendimiento se construye a través de un enfoque proactivo, una mentalidad positiva, el apoyo de una red sólida y la capacidad de adaptarse a los desafíos y cambios del camino.
Karyna González
Fundadora de Spacio Mujer
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