En nuestro país, la violencia de género sigue siendo una realidad alarmante: el año pasado se registró un femicidio cada 36 horas y estudios recientes muestran que más del 25% de las mujeres que sufren violencia la padecen en hospitales o centros de salud.
En el marco del taller “Sensibilización de profesionales de la salud para la atención de mujeres en situación de violencia de género y el embarazo impuesto”, tres especialistas en tocoginecología dialogaron con PRIMERA EDICIÓN sobre la importancia de la detección de signos de alarma durante la consulta para garantizar una atención integral y con perspectiva de derechos.
Sensibilizar paracambiar el enfoque
El ginecólogo y obstetra Guillermo Ortiz, miembro de la organización internacional IPAS, destacó que el objetivo fue “sensibilizar a los profesionales de la salud en el tema de la violencia contra las mujeres y sus consecuencias, particularmente cuando son violadas sexualmente y se produce un embarazo”.
En esa línea se trabajó un cambio de enfoque hacia la atención profesional desde una perspectiva de derechos humanos y salud reproductiva, en contraste con un abordaje únicamente clínico, que atiende “necesidades biológicas pero no las sociales, mentales y de salud general, entendida como un bienestar completo”, dijo Ortiz.
Tanto el obstetra como Silvia Olzerovich, tocoginecóloga y coordinadora del Comité de Derechos en Salud Sexual y Reproductiva de FASGO, coincidieron en que el abordaje de la violencia de género es una materia pendiente en las currículas de medicina.
“Necesitamos que los profesionales de la salud estén sensibilizados para poder escuchar, para poder detectar, acompañar y derivar. Siempre decimos que una derivación oportuna puede salvar una vida”, señaló la obstetra Silvia Olzerovich.
Vulnerabilidad y desafíos en el sistema de salud
Diana Galimberti, fundadora del Comité de Violencia de FASGO, aseguró que este cambio de paradigma en la atención médica “es un camino difícil, en tocoginecología no tienen la sensación de que es un tema importante, y eso hace que lo minimicen”.
Sin embargo, la realidad marca su relevancia. Según explicó Ortiz, “las personas que sufren violencia de género son las más desatendidas” y las que enfrentan mayores dificultades a la hora de acceder a los sistemas de salud por diferentes circunstancias, entre ellas la coerción de la pareja.
Por ese motivo, los especialistas coincidieron en que la sensibilización es un paso importante pero no suficiente.
“Trabajamos con gobiernos y organizaciones para buscar el cambio de proceso de atención, que esto se sistematice y se generen pautas, guías de atención para que sean seguidas, monitoreadas y mejoradas”, detalló Ortiz.













