Al cumplirse este año los 200 años de la inmigración oficial de alemanes a la Argentina (1825-2025) y en adhesión a ese acontecimiento especial, el odontólogo montecarlense Juan Plocher compartió su ponencia en el VII Encuentro de Comunidades Alemanas de América Latina en Pozuzo, Perú, realizado del 7 al 9 de octubre de 2009, donde presentó una lista de 584 apellidos alemanes en su ciudad natal -actualizó en marzo 2010 con 670-. La temática está registrada en el volumen 7 de la Agrupación Fundadores.
Los encuentros de las comunidades alemanas de América Latina se habían realizado en 2003 (Montevideo, Uruguay); 2004 (Santiago, Chile); 2005 (Blumenau, Brasil); 2006 (Paraná, Argentina); 2007 (Colonia Tovar, Venezuela); 2008 (Juiz de Fora, Brasil).
Para 2009 se había postulado Pozuzo, una localidad situada en plena selva peruana, con una excepcional historia, que se inició en marzo de 1857 con la llegada de unos 200 austríacos de la región del Tirol y unos 100 alemanes de distintas zonas que emigraron a América en busca de mejores horizontes.
Eran tiempos de viajar con barco a vela -en este caso se llamó Norton-. Debían cruzar el Estrecho de Magallanes en el Sur de América y tardaron cerca de cuatro meses hasta llegar al puerto de Callao, en Perú. Pero para llegar a destino, en Pozuzo, debieron superar múltiples dificultades. Recién llegaron en 1859 unas 170 personas de las 300 que habían iniciado la propuesta.

Para el séptimo Encuentro Comunidades Alemanas de América Latina se anotaron los misioneros, Ingrid Wiedmann y Juan Plocher, los únicos representantes de Argentina. Como constancia de este singular desafío, Plocher escribió la “Crónica del viaje a Pozuzo, Perú”.
En este escrito contó que llegaron a Lima, capital del Perú, el martes 7 de octubre. Aprovecharon la tarde para visitar el Museo de Oro, situado en el precioso barrio Miraflores junto al Océano Pacífico.
A las 18, se embarcaron en ómnibus, en el que también se trasladaba la Banda Sinfónica de la Fuerza Área de Perú con cerca de 30 integrantes. La salida de Lima resultó dificultosa debido al tráfico, pero constantemente se notaba el ascenso a la cordillera.

“A los 90 minutos tomamos la pastilla contra el soroche (mal de altura o de montaña), adquirida horas antes. Sabíamos que en la zona de Ticlio -donde está el tren más alto del mundo- debíamos pasar los 4.800 metros y podríamos presentar mareo o dolores de cabeza. Nada de eso sucedió.
Dormimos parcialmente y a las 5 llegamos a Oxapampa, ciudad a la que los cinco integrantes de Brasil habían llegado el día anterior. Allí Carolina Egg nos ofreció un abundante desayuno en su albergue.
“A partir de Oxapampa nos trasladamos en combi por los serpenteantes caminos de la selva peruana, bordeando el río Huancapampa con profundos precipicios a la izquierda. Después de dos horas y media de viaje, llegamos a Prusia, que es la primera parte de Pozuzo. Allí nos alojamos y nos dimos una rápida ducha necesaria por tantas horas de viaje.

“A las 10 del 7 de octubre comenzó a cumplirse la programación. En la plaza, la Banda Sinfónica de la Fuerza Área de Perú, con sus interpretaciones, daba un ambiente festivo. A los sones de los himnos del Perú, Austria y Alemania, se izaron las respectivas banderas.
Jóvenes montados en caballos portando las banderas de los países participantes, dieron dos vueltas a la plaza, para entregar la misma al delegado de cada país, para las fotos de recuerdo junto a las autoridades.
Se ingresó al nuevo salón multiuso para el acto de la inauguración oficial del VII Encuentro. Se iniciaron las ponencias bajo la dirección del licenciado Wilfredo Laura Contreras.

La segunda ponencia del segundo día -8 de octubre- correspondió a Juan Plocher con: Huellas austríacas y alemanas en Montecarlo y en Misiones.
Mientras que Ingrid Wiedmann cerró el tercer bloque con: “Las mujeres alemanas, pioneras de la colonización del Alto Paraná”. Al finalizar recibió muchos aplausos, principalmente de los paraguayos, por el reconocimiento del aporte de la mujer en todas las colonizaciones.
“Un momento profundamente emotivo fue cuando se tocó el silencio -solo con trompeta- por un integrante de la banda, recordando al destacado dirigente paraguayo Bachmann fallecido horas antes.
Muchas lágrimas se deslizaron, principalmente en la delegación del Paraguay, integrada por 10 personas.
Entregamos un presente a la Comisión organizadora, con un mapa de la Argentina realizado en forma artesanal y al Alcalde de Pozuzo, Pedro Ubaldo Molinar, un mate con bombilla con inscripción, donada por la Municipalidad de Montecarlo, con su paquete de yerba mate”.
De regreso a casa
A las 5 del 10 de octubre, fue la partida para el regreso a la ciudad de Lima, cambio de combis en dos localidades distintas, y después cambio a un ómnibus desde La Merced.
Desde aquí se sintió la altura, principalmente en Ticlio con sus 4.800 metros, los siete integrantes de distintas formas quedaron algo averiados, con dolores en la cabeza en la frente, mareos como estar en la luna.
A las 21, re-felices por estar en el hotel en Lima, una excelente cena con un vinito. A la mañana siguiente, regreso a la patria argentina.
Luego, se proseguió el viaje en ómnibus a Misiones, para llegar a Montecarlo el lunes 12, al mediodía, a tiempo para compartir con familiares y amistades el almuerzo en el último día de la Fiesta Nacional de la Orquídea.
Con la sobrina Ingrid compartimos días excepcionales. En las calles de Pozuzo, la gente al pasar saludaba con un buen día o buenas tardes, lo que nos trajo recuerdos de nuestra infancia.






