El municipio de Bernardo de Irigoyen, que este año cumplirá 104 años, decidió después de mucho tiempo “correr” la fecha oficial de celebración de su aniversario.
Tradicionalmente, la fecha establecida para el festejo era el 11 de julio, ya que ese día de 1921 fue fundado el antiguo pueblo de Barracón.
Ahora, de acuerdo a una ordenanza aprobada en 2025 por el Concejo Deliberante municipal y refrendada por el Ejecutivo comunal, se decidió que el Día del Pueblo de Bernardo de Irigoyen pase a ser el 30 de septiembre de cada año, fecha en la que se estableció la primera Comisión de Fomento local.
Lo que, por supuesto, no cambia, es el hecho de que Barracón fuera fundado el 11 de julio de 1921, como establece el decreto 1.612 del Poder Ejecutivo de la provincia de Misiones.
Vale decir que en sus inicios dicho punto geográfico del lado argentino y del brasileño tenían el mismo nombre, dado a que la corteza terrestre tiene muchas barrancas, según cuentan algunos historiadores.
Así en sus albores y del lado misionero se llamaba “Barracón”, mientras que su ciudad homónima “Barracão” se ubicaba del otro lado de la frontera, más precisamente en Brasil, muy cerca también de la actual ciudad de Dionisio Cerqueira.

Los primeros datos registrados en esta localidad, que recién en 1936 recibió el nombre de Bernardo de Irigoyen en honor del prestigioso excanciller y senador argentino, datan de 1868, cuando Don Pedro II, emperador del Brasil, envió a sus subordinados a través de esta frontera seca y creó picadas en plena selva rumbo hacia la orilla del río Paraná.
Con el tiempo, Irigoyen se ubica hoy sobre el cerro “Barracón” a una altura superior a los 800 metros sobre el nivel del mar y muy cerca de ella se encuentra el cerro Rincón de 846 metros, que es la mayor altura de toda la Mesopotamia argentina.
En aquella región llegaron aventureros, colonos, comerciantes y brasileños en busca de mejores tierras del lado argentino.

El aprovechamiento de la yerba mate silvestre y la madera fueron los principales factores productivos que permitieron el crecimiento de la zona. Sin embargo, el sector forestal sufrió la depredación de los bosques nativos e inclusive, de las araucarias, especie protegida que casi desaparece de la región.
La frontera seca fue otro de los puntales del crecimiento de Bernardo de Irigoyen, como así también de la vecina localidad brasileña de Dionisio Cerqueira, al igual que Barracao.
El tránsito vecinal, regional, el comercio, la importación-exportación y el propio turismo hicieron de esta localidad misionera una de las conocidas de toda la región, al transformarse en uno de los pasos más buscados y utilizados a la hora de llegar a las playas del Brasil.









