Solo encajo en mi mundo interno y eso ya es demasiado logro. Solo encajo en mi mundo interno, en ese que olvidé durante tanto tiempo por querer encajar en el mundo de otros para ser amada y aceptada.
Solo encajo en mi mundo interno y el día que me di cuenta que solo encajaba en mi propio mundo se desvanecieron las expectativas y recuperé mi alegría, esa que había perdido por esforzarme para pertenecer, esa que había perdido por producir y correr detrás de lo que todos corren: una ilusión, una fantasía a la que nunca se llega porque está fuera.
Solo encajo en mi mundo interno y cuando lo asumí recuperé mis sueños, mis deseos los anhelos. Recuperé a esa niña que soñaba y dejando de lado el miedo de no encajar.
Yo te pregunto: ¿Cuáles eran tus sueños, cuáles eran tus deseos e ilusiones, tu propio proyecto? Los recordás. ¿Cuáles eran?
¿Cuáles eran los cielos a los que querías llegar, las tierras que querías conocer, los libros que querías leer, las aventuras por las que querías transitar? ¿Cómo te veías y cómo te ves?
¿Dónde te perdiste? En qué exigencia absurda tras un estereotipo externo, en un sueño que desde afuera catalogaron como imposible, en una mentira de producción que no necesitabas, en un correr hacia el éxito que te desgasta y te deja vacía y sin tu propio sentido.
Cambia, todo cambia, pero lo único que nos queda es ese sueño que solo nosotros sentimos, conocemos, anhelamos, ese sueño ese impulso que todavía nos queda por vivir y realizar. No hay tiempo, no queda tiempo para desperdiciar. La vida tiene un gran propósito y solo se despliega desde dentro. El equilibrio nos llega cuando sin dejar de cumplir con nuestros obligaciones y deberes no desatendemos nuestro mundo interno. Ambos mundos son necesarios para poder realizarnos en unidad. Unidad que nos pone de regreso en el camino.
Quizás la distancia entre ambos mundos a partir de hoy pueda ser acortada. ¿Qué tan lejos te alejaste de ti y cuánto tiempo te llevará volver? Lo único que anhelamos es volver a casa y nuestro hogar está dentro, nuestra casa, nuestro lugar de paz, nuestra recarga y desde ahí solo desde ahí vivir, sabiendo que en algún momento todo lo externo lo tendremos que dejar.
Solo nos quedará el amor y la paz.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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