Es obligación recordar que, a las 8.25 del martes 5 de marzo (último día de carnaval) de 2919, la arquitecta posadeña Melina Tamara Sosa Labandera (25) y la profesora de educación física Mariela Melisa Caram (27, mendocina) murieron tras el impacto del Ford Fiesta en el que viajaban contra una camioneta Chevrolet S10. El choque se produjo porque el automóvil se cruzó de carril en una maniobra de sobrepaso en un tramo de la ruta nacional 12 (kilómetro 1.408) en Gobernador Roca que no lo permitía: doble línea amarilla, casco urbano y una pendiente en ascenso, entre los impedimentos no respetados.
También necesario resaltar que la tragedia vial contiene a Samir Gabriel Daou, un profesor de educación física y también mendocino, que hoy no puede sostenerse de pie, por sus medios, más de cinco minutos. Que no podrá desprenderse de un bastón ortopédico hasta que fallezca y que jamás tampoco, volverá a oír, ver y pensar con claridad. En menor grado, pero con secuelas irreversibles, Facundo Nicolás Chemes tampoco podrá recuperar a pleno sus movimientos. ¿Por qué?, porque también viajaban rumbo a las cataratas en el mismo automóvil que protagonizó la colisión.
Ayer, Horacio Andrés González (31), tras ser formalmente acusado por la fiscal María Laura Álvarez para ser condenado a seis años de prisión efectiva por “homicidio culposo, lesiones gravísimas y graves”, la decisión de la jueza Correccional y de Menores 1, Marcela Leiva, que en los casos similares anteriores dictó condenas mayores y con cárcel directa, fue coincidente con el extenso alegato subsidiario de Martín Federico Tilli, abogado defensor, y firmó un fallo de tres años de prisión en suspenso, diez años sin autorización para volver a manejar y 32 horas mensuales de labores comunitarias durante los tres años de pena condicional.

La decisión de la jueza despejó sin embargo, la coartada del encartado respecto a “no recordar” que él condujo el Ford Fiesta de su novia “Meli” Sosa Labandera. El veredicto lo declara autor del hecho por consiguiente alejó cualquier principio de duda respecto a la autoría.
Hay que agregar que la defensa primero solicitó la absolución por el principio “indubio pro reo”, la duda beneficia al acusado y no quiebra su principio de inocencia. Pero luego, y durante 40 minutos, calificó testigos y argumentó su pedido de monto menor de sanción con admisión de culpa.
La fiscal María Laura Álvarez, describió durante su alegato que la causa de las muertes y lesiones graves fue la “maniobra imprudente y negligente de González”. Sostuvo que los testigos clave, los sobrevivientes mencionaron como conductor al acusado y que transitó “rápido y apurado, con excesiva velocidad”, tal como las pericias sobre los daños estructurales de los vehículos lo indicaron.
“El airbag del conductor salvó al acusado, las lesiones en los brazos indican que estaba al volante”, resaltó la acusación. Sobre las víctimas instó a “humanizarlas porque se perdieron proyectos de vida y profesiones”. Y sobre el acusado resumió: “Estamos ante la certeza antirreglamentaria y responsable de un hecho luctuoso (…) resultado evitable porque se violaron leyes elementales de tránsito”.
El expediente en instrucción estuvo bajo la investigación del juez Juan Manuel Monte. El sumario policial indicaba que el conductor del vehículo fue Samir Daou, cuando el joven se repuso de 38 intervenciones quirúrgicas por las fracturas y traumatismos de cráneo, rostro, extremidades superiores e inferiores, la causa amplió pericias y se modificó la acusación y sospechoso.
Por las presuntas irregularidades de los policías de la comisaría de Roca y Jardín América, la fiscal pidió que se investigue la posibilidad de hayan incurrido en el delito de “incumplimiento de deberes de funcionario público”. Leiva en su fallo coincidió con este punto. Pero no se aproximó a los seis años de prisión efectiva para González, la jueza consideró que tres años de cumplimiento condicional son suficientes y coinciden con lo que prevé el segundo párrafo del artículo 84 Bis del Código Penal Argentino.
Previo al desenlace, el imputado, empleado estatal provincial y músico, Horacio Andrés González aceptó dar sus últimas palabras a la jueza Leiva: “Siento mucho miedo pero también confianza por lo que decida. Yo solo quiero seguir cantando, estar cerca de mi familia”. La Justicia se lo autorizó.








