En el umbral de los 79, Roberto Gustavo Girard se graduó como abogado en la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), convirtiéndose en el egresado de mayor edad en culminar la carrera en la Facultad de Derecho de esa casa de estudios. Debido a los vaivenes de la vida, se recibió tras varios intentos, pero admitió que nunca perdió las esperanzas de poder lograr el título “que tanto soñé y que pienso usar”.
Había empezado la carrera cuando apenas terminó el secundario, pero el llamado a cumplir con el servicio militar obligatorio, abortó su sueño. Luego hubo otros dos intentos, a los que antepuso las obligaciones familiares y laborales, por lo que “retomarla, a esta edad, era cumplir un deseo, una aspiración de joven”, manifestó el comerciante, que además fue visitador médico y gerente de una empresa.
Recordó que, en 1964, con 17 años, viajó a Corrientes para seguir la carrera de abogacía, “algo que había sido un ideal desde muy pequeño. Me fue bien.La misma Facultad me otorgó una beca para que no me tuviera que distraer en otras cosas que no sea el estudio. Como todo estudiante, tuve que tipear esténcil porque la duplicación de la fotocopia no existía y había que recurrir a otros métodos para hacer apuntes”, manifestó.
Fue convocado para cumplir con el Servicio Militar y, si bien fue solo un año, “me valió perder la beca porque no tuve continuidad en los estudios. Esa pérdida de recursos hizo que tuviera que dejar y la idea alternativa fue dedicarme a trabajar”.
Se casó pronto, aunque ya llevaba siete años de novio con Lidia Virginia Parra (ya fallecida). “Las cosas me iban bien en lo laboral, el matrimonio fue un espectáculo, tuvimos cuatro hijos y fuimos muy felices a lo largo de 52 años de casados”, celebró.
Añadió había retomado el cursado de materias de derecho en esta ciudad, pero, “como todas las ciencias evolucionan, dije que mejor sería retomar los estudios desde el principio. Me inscribí en primer año y comencé a cursar. Tras el deceso de Lili continué el proyecto inicial para poder recibirme a fines de 2024 pero recién el 9 de junio pude rendir última materia: Metodología de las ciencias jurídicas. Ahora espero poder recibir el título que tanto soñé y que pienso usar. Creo que la persona deja de vivir cuando pierde sueños, yo los tengo intactos desde mi juventud y quiero realizarlos, cumplirlos. Muchos compañeros de ruta abandonan los estudios porque creen que los sueños ya no se realizan”.
Sostuvo que, en este tramo final de la carrera, sumó algunas máximas al recuerdo que “tenemos las personas que ya transitamos algunos años por la vida. Una de ellas es la de un profesor de economía política que decía: ‘Jóvenes estudien si no queréis ser en el futuro juguete vulgar de las pasiones ni esclavo servil de los tiranos’, que tomé como una guía de vida, una enseñanza muy profunda”.
Pero su frase de cabecera es “que el hombre sepa que el hombre puede”, una cita atribuida al capitán Alfredo Barragán, líder de la expedición Atlantis, que en 1984 cruzó el océano Atlántico en una balsa de troncos desde África hasta América.
La frase, pronunciada al llegar a tierra, refleja el espíritu de perseverancia y la demostración de que, con determinación, se pueden lograr cosas consideradas imposibles.
A esta última, “la recordé durante la jornada en que rendía mi última materia porque me enseñó mucho cuando bajaba los brazos pensando que las cosas no se pueden lograr. Esta es la ayuda que necesitamos para salir adelante cuando estamos con la batería baja. Acabo de comprobarlo y me siento feliz y agradecido a todos mis compañeros y profesores por el constante apoyo”.






