Luciano Méndez tiene 65 años y la mitad de ellos los dedicó a acumular estafas y condenas penales correspondientes. Andanzas que le valieron el alias de “El Mago”. Hace pocas horas estampó su firma a una nueva sentencia, siete años y seis meses de prisión efectiva por quedarse con dinero de vecinos posadeños a los que ofreció “negocios imperdibles”, que en pocos segundos se convirtieron en la pérdida de ahorros.
Entre enero y febrero de 2021, “El Mago” fue denunciado y detenido. También sus tres secuaces, dos de ellos conocidos como “El Mecánico” y “El Gestor”, todos los actores centrales de los engaños para ofrecer automóviles baratos porque los conseguían en carácter de depósitos judiciales.
Los tres partícipes firmaron también sendos acuerdos de juicios abreviados de tres, cuatro y cinco años hace pocos días y ofrecidos por la fiscal María Laura Álvarez, subrogante del Tribunal Penal 1, expediente por “estafas” que fue elevado por el juez de Instrucción 7, Miguel Mattos. Para Méndez fue su sexta condena y, si cumple con su palabra, “la última” porque ya se siente “grande y cansado”.
Como lo publicó PRIMERA EDICIÓN oportunamente y de forma exclusiva, los últimos delitos que lo llevaron a aceptar un juicio abreviado y no sentarse en el banquillo para ser juzgado por un tribunal, fueron denunciados luego que citara a una de las víctimas a su oficina, la sala de visitas y entrada a un hotel de la avenida Quaranta casi Santa Catalina cerca de la terminal de colectivos posadeña. Allí lo capturó la policía cuando estaba a punto de escapar junto a dos cómplices, acusado de ofrecer vehículos en depósito judicial a un precio irrisorio.
La banda del “Mago” fue clave entonces para que incautas víctimas, comerciantes y amas de casa, terminaran de creer en la ilusión que le montó Méndez durante tres meses y participar de una reunión-fiesta de fin de año 2020 que organizó y en la que les anunció a sus “clientes” que solamente faltaban “unas fotocopias de DNI” y la entrega de los vehículos en depósito judicial era un mero trámite.
Les había pedido dinero como parte de entrega para adquirir automóviles, camionetas y utilitarios a un precio irrisorio. Además, otras sumas para “papeleos” administrativos. Antes del brindis con bebidas y picadas que “El Mago” habría sacado a cuenta de un kiosco de una de las víctimas y nunca pagó, les presentó a los concurrentes al supuesto mecánico y al gestor o dueño del remate judicial.
Les mostró fotos de los flamantes vehículos y les dijo que la próxima reunión sería para celebrar la entrega de las llaves, tal como contaron ante la policía los damnificados.
Sin embargo y como en todos los casos anteriores, “El Mago” desplegó su mejor truco: el escapismo y desapareció con el dinero y las ilusiones, entre siete mil hasta los 120 mil pesos en todo concepto.
La policía le siguió el rastro porque en enero volvió a citar a una de las estafadas a un hospedaje posadeño, para un último pago. Fue el último acto de la obra por la que firmó los siete años y medio de prisión efectiva, que se espera el Tribunal Penal 1 homologue y ratifique, sin ninguna sorpresa o acto similar a los del encartado.

Palmarés “de los mejores”
También en exclusiva pero en noviembre de 2012, este Diario presentó parte del historial de “El Mago” Méndez. Una seguidilla que se inició en 2001, cuando el Tribunal Penal 1 de Oberá lo condenó a cinco años y dos meses por catorce hechos de estafa a agricultores.
En mayo de 2005, bajo libertad condicional, fue enjuiciado por el TP-2 de Posadas y sentenciado a tres años, de nuevo por estafas. Aún cumplía esa pena cuando en abril de 2006 debió responder nuevamente ante el TP-2 por hacerse pasar por gestor del IPRODHA y ofrecer casas en Itaembé Miní.
En 2010, reapareció en Colonia Alberdi y Aristóbulo del Valle para ofrecer, anticipo mediante, vehículos en depósito judicial sin necesidad de asistir a los remates judiciales.
Por esos delitos lo condenaron en 2012. Cumplió condena en UP-II de Oberá, de donde debió ser trasladado a la UP-III de Eldorado, después de sacarle dinero a otros internos para comprar una computadora que no apareció. También embaucó a una mujer que quiso ser intendenta de General Alvear.
Regreso “estelar”
Tal vez a la experiencia acumulada decidió sumarle toda la sagacidad posible y con “nuevo espectáculo” desembocó en Asunción, Paraguay antes que finalice septiembre de 2017. Intentó comprar una empresa de seguridad privada valuada en 126 millones de pesos sin poner una sola moneda.
Fue detenido al igual que los otros seis involucrados el 28 de septiembre en el Hotel España de la capital paraguaya, donde la comitiva de estafadores se había alojado para pergeñar la adquisición de una conocida firma de seguridad y transporte de caudales. “Se hizo pasar por empresario y aceptó pagar 7 millones de dólares. Ya tenía el contrato listo y firmado por él y sus secuaces, pero en la firma de seguridad desconfiaron. Y tenían razón. Era todo una puesta en escena”, relató hace poco menos de ocho años a este Diario el comisario principal Omar Méndez, jefe del Departamento contra Hechos Punibles Financieros de la Policía Nacional del Paraguay.
La “simulación” del “mago”, su mujer y sus cómplices comenzó cuando se contactó con la empresa para solicitarle el traslado de veinte millones de dólares desde Misiones a Paraguay. Le respondieron que esa suma era imposible de transportar de manera física a través de la frontera, porque comprendía contrabando de divisas.
“¿Y cuánto vale la empresa? La compro entonces”, dijo desde el otro lado del teléfono. Desde Paraguay se mostraron interesados y valuaron la firma en siete millones de dólares, por esa época 126 millones de pesos, hoy 8.400 millones.
La negociación continuó y Méndez simuló ser asesor de un empresario y los demás sospechosos tomaron diferentes papeles, desde abogados hasta contadores públicos. “Se movilizaron como verdaderos empresarios. Hasta tenían todos los antecedentes e informaciones fiscales de la empresa que iban a comprar. Ellos ya habían firmado el contrato de compra-venta y solo restaba que lo hicieran los actuales propietarios”, apuntó el comisario Méndez.
A la hora de arreglar la transacción, el misionero les aseguró a los empresarios paraguayos que depositaría ese monto en una cuenta del Banco de la Nación Argentina y que, en menos de 24 horas, el dinero pasaría a la cuenta que los vendedores tienen en el Banco Regional del país vecino. Los paraguayos desconfiaron porque el tipo de transacciones son inmediatas. Decidieron postergar la firma del contrato y llamaron a la Policía.
“El Mago” Méndez olfateó el problema, juntó a todos sus actores y decidieron abandonar Asunción. Pero en la vereda del Hotel España fueron interceptados por un grupo especializado de la Policía de Paraguay con una orden de aprehensión por fraude. Fue expulsado pocos meses después a Misiones. Fue su quinta caída en quince años, récord que supo romper en Posadas poco tiempo después.









