
Cuando el sol caía sobre el monte, todo se volvía oscuridad y la esperanza parecía tambalearse, porque Enrique se había perdido hacía dos días sin dejar rastro, un mensaje en la radio policial les devolvió el alma a todos: “Lo encontraron”.
Para volver a recordar el final feliz que tuvo la dramática historia, PRIMERA EDICIÓN habló con dos de los brigadistas que participaron del operativo, Agustín Neuhaus y Alejandro Figueredo, quienes en nombre de todos sus compañeros de búsqueda destacaron la solidaridad interprovincial que se puso a disposición desde el primer momento.
Para ambos, la persistencia de los vecinos, bomberos y canes brigadistas lograron torcer la historia que tuvo en vilo a todos los misioneros, porque el niño de apenas 10 años fue encontrado deshidratado pero con vida tras más de 48 horas de intensa búsqueda.

Su aparición en la casa de un vecino para pedir comida y agua fue el milagro, que no opaca el trabajo conjunto que involucró a distintas unidades de Bomberos Voluntarios, a la Policía de Misiones y a la comunidad local.
“De mi parte y de la institución queremos agradecer a los bomberos de Oberá, también a los de Gobernador Roca y a los de Iguazú que vinieron a brindar apoyo con la Brigada Canina”, destacó Agustín Neuhaus, segundo jefe del Cuartel de Bomberos de El Soberbio, para quien la vida de Enrique fue resguardada gracias a un engranaje comunitario que lo hizo posible que vuelva a casa sano y salvo.
“Fue todo gracias también al trabajo de la gente de El Soberbio, que siguió insistiendo, siguió buscándolo hasta que bajó el sol”, recordó.
“Desde el primer momento que recibimos la convocatoria por parte de la Federación Ingeniera de Bomberos Voluntarios para movilizar a la Brigada Canina de Misiones, que está conformada por Oberá, Roca e Iguazú, no dudamos en desplegarnos”, relató Neuhaus. De hecho, en el instante en que arribaron a El Soberbio, el objetivo fue claro: encontrar a Enrique.
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Perros y hombres, juntos
Una vez en el terreno, se delineó un plan de acción en conjunto con la Policía de Misiones. “Se empezó a trabajar en una zona a rastrillar con los perros”, explicó en tanto Alejandro Figueredo, oficial inspector, operador cinotécnico de la Brigada K9 Bomberos Voluntarios de Oberá.
De acuerdo a su relato a este Diario, las unidades caninas comenzaron su tarea con precisión milimétrica, descartando sectores y orientando los esfuerzos. Mientras tanto, la gente del pueblo tampoco se detenía. Y fue entonces, cuando la noche caía y la jornada parecía llegaba a su fin, que la noticia corrió: un vecino había encontrado al nene.

“Localizamos a Enrique a través de un vecino. Él llega a la casa de este señor a pedir comida, estaba totalmente deshidratado y se desploma en los brazos de la mujer de la casa”, detallaron. La mujer actuó rápido: trasladó al niño hasta el puesto de los rescatistas, donde recibió los primeros auxilios antes de ser derivado al hospital local.
La historia podría haber tenido otro desenlace, pues había muchos factores en contra; el calor durante el día, el frío por la noche, los animales del monte y la incertidumbre. Pero ganó la tenacidad.











