La cría de corzuela colorada enana (Mazama americana) encontrada el martes ya está siendo rehabilitada. No obstante, si bien, la pequeña está mostrando avances, los expertos son aún precavidos a la hora de hablar de “recuperación”, ya que por tratarse de una “bebé” de pocas semanas, el riesgo de vida todavía sigue latente.
“Tiene menos de dos semanas de vida, estaba fracturada, deshidratada, infectada y sola”, contó a PRIMERA EDICIÓN, Fernando Piesco de la Fundación Ohana, el centro de rescate y rehabilitación de fauna silvestre, ubicado en una reserva lindera al Parque Provincial Salto Encantado donde recibirá los cuidados necesarios.
Por el momento, la pequeña cría reposa en un habitáculo en penumbras, con una mamadera cerca y un equipo humano que hace lo imposible por imitar el cuidado que hubiera recibido de su madre. No tiene nombre ni lo tendrá, para no humanizarla. Pero si sobrevive, algún día volverá a caminar entre las hojas del monte que la vio nacer.
Fue una niña de la zona quien la vio primero, recostada en la hojarasca. Corrió hasta su casa y avisó. A partir de ahí, cada minuto fue clave. Su familia -colonos de la zona, con conocimiento del monte y sentido de cuidado por su entorno- no dudó. La levantaron con cuidado, improvisaron un abrigo con frazadas y el padre caminó más de dos kilómetros hasta llegar a un destacamento policial. Desde allí se activó el protocolo articulado entre Ohana y la Policía ambiental, el cual funcionó con extrema rapidez. Dos horas después, la pequeña corzuela ya era trasladada por el equipo de rescate hasta el centro.
“Cuando llegamos tenía una fractura de fémur, estaba infestada de larvas en la zona genital y completamente deshidratada. Pero lo que más nos preocupa todavía es el riesgo de miopatía por captura. Ese estrés puede matarlos en las primeras 48 o 72 horas”, explicó el presidente de Ohana y uno de los principales impulsores del trabajo de conservación con fauna nativa.
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Su especie está en riesgo
La Mazama americana, conocida comúnmente como corzuela colorada, es una especie de cérvido nativo de América del Sur. Es autóctona de Misiones, donde su especie sufre una fuerte presión por caza furtiva, pérdida de hábitat y competencia con especies invasoras como el ciervo axis.
“Por eso, cada individuo cuenta. Mucho más si se trata de una hembra joven, con capacidad reproductiva a futuro”, explicó.
La médica veterinaria Andrea Ahumada fue la encargada de estabilizar al animal. La pequeña ingresó con 800 gramos de peso y un cuadro general de debilidad severa. Se la rehidrató por vía oral y se comenzó un tratamiento antiparasitario y antibiótico. Luego, se le adaptó una fórmula especial a base de leche de oveja -más compatible que la leche vacuna o la bovina- para alimentarla por mamadera.
Por el momento solo una persona está autorizada a tener contacto con ella, para evitar que alguna acción no controlada pueda impedir su regreso al monte.
“A los animales silvestres no se les acaricia, no se les pone nombre, no se humanizan. Lo más importante es que no nos necesiten. Nuestro objetivo es que regresen al monte cuando estén listos”, detalló Piesco.
Según quien la rehabilitación de esta corzuela tomará, con suerte, entre 10 meses y un año, que es el tiempo que lleva a esta especie valerse por si sola. Luego vendrá el proceso de presuelta, en un área controlada sin interferencia.
“Si logra salir adelante sola se sumará una hembra fértil a una población muy comprometida”, dijo.

La reserva natural
Ohana articula con la Policía de Misiones, el Ministerio de Ecología, la Red Yaguareté y otras entidades científicas y de conservación. Además, capacita a fuerzas de seguridad y técnicos sobre manejo de fauna silvestre, captura sin estrés y primeros auxilios veterinarios.
El centro funciona dentro de una reserva natural privada y no está abierto. Solo socios colaboradores a visitas educativas. Cualquier persona puede asociarse a través del sitio www.fundaciondantepiesco.org.ar, con un aporte mensual desde 2.500 pesos.





