En el marco del Día del Cine Argentino, PRIMERA EDICIÓN dialogó con Santiago Carabante, productor de cine reconocido por su participación en películas destacadas en el país y actualmente aportando su granito de arena en el desarrollo del audiovisual misionero. Con una mirada comprometida y apasionada por el cine nacional, Carabante reflexionó sobre el rol del cine en la sociedad, y la situación actual de la industria.
“Hay que ser muy conscientes de que el cine nos atraviesa permanentemente. Todos los días, en algún momento, estamos en contacto con una película, ya sea viéndola, recordándola, hablando de ella o viendo su adelanto. Celebro que exista un día para el cine, pero para mí, todos los días hay cine”, comenzó diciendo.
Carabante nació en Córdoba pero hace ya mucho tiempo que adoptó a Misiones y la tierra colorada a él. Hace 39 años vive en la provincia ya que llegó siendo un niño. A lo largo de su carrera, participó en una diversidad de proyectos cinematográficos que reflejan tanto su versatilidad como su compromiso con el cine nacional. Comenzó como meritorio en Cara Sucia, de Gastón Ugarte, y más adelante tuvo su primera gran responsabilidad como jefe de locaciones en La Patota, de Santiago Mitre. Produjo su primer largometraje independiente, The Blue, de Guillermo Rovira, y luego trabajó en Los Vagos, de Gustavo Vinagre, su primer film con apoyo del INCAA. Su trayectoria incluye títulos de distintos tamaños y estilos, como Far From Mars, Ese fin de semana, Pequeña Flor y Matar a la Bestia, algunas de ellas con fondos internacionales. Entre las más conocidas, se destacan Blondie y especialmente Argentina, 1985, que lo posicionó en el centro de la escena cinematográfica por su relevancia histórica y cultural.
El rotundo éxito de 1985
Sobre Argentina, 1985, película protagonizada por Ricardo Darín y Peter Lanzani que narra cómo un grupo de abogados investiga y lleva a juicio a los responsables de la última dictadura cívico-militar argentina. Carabante prefirió evitar el adjetivo “importante”, pero destacó su trascendencia: “Prefiero huirle a esa palabra porque todas las películas lo son, incluso las que no llegan a su público. Pero sí reconozco que 1985 fue muy significativa. No solo por su recorrido internacional y su impacto cultural, sino también porque me permitió trabajar con gente generosa que me enseñó mucho.”
Para Carabante, el cine es un trabajo colectivo: “Yo soy uno de los productores, pero no el único. Lo más valioso de esa experiencia fue el carácter solidario del equipo. Me dejaron tomar decisiones, incluso equivocarme. Eso es esencial para crecer.”
La actualidad del Cine Argentino
Consultado sobre la situación actual del cine argentino, no dudó en manifestar su preocupación: “Estamos viviendo un recorte profundo al cine nacional, con una clara bajada ideológica que busca limitar el acceso a la cultura, tanto para quienes la hacen como para quienes la consumen. Lo más grave es que se pretende dejar en manos del mercado la decisión sobre qué historias podemos ver. Y no estoy de acuerdo con eso”.
Fue contundente a la hora de describir la situación y tomó una frase de Jorge Coscia, actual presidente de la Comisión de Cultura de la Cámara Argentina quien dijo: “Un país sin cine es como una casa sin espejos”. Asimismo añadió: “No podemos permitir que el mercado decida si podemos o no mirarnos en esos espejos.”
El Eternauta
“¿Qué decir de El Eternauta que no se haya dicho ya?”, planteó Carabante, y enseguida destacó su alegría por la participación de tantos colegas en la serie: “A mí, en principio, me alegra ver tantos nombres conocidos en los créditos, tantos amigos y técnicos queridos que vienen haciendo cine hace 20, 30, 35 años. Algunos con películas más chicas, otros con proyectos más grandes, con mayor o menor éxito en términos de taquilla. Verlos ahí me genera un gran orgullo por nuestros técnicos argentinos”.
Carabante aprovechó la ocasión para destacar la calidad y la tradición audiovisual del país: “El Eternauta nos pone enfrente lo innegable: el enorme talento y la enorme tradición audiovisual que tiene Argentina. Y si uno se toma el trabajo de agarrar esos nombres uno por uno, va a ver años y años de formación, experiencia y excelencia”.
Y subrayó el rol clave de las políticas públicas en ese proceso: “Para lograr ese nivel de especialización, de especificidad, de excelencia, hacen falta años de políticas públicas que hayan acompañado ese recorrido. Esas políticas le dieron a todos esos técnicos, actores, incluso al director y a los productores, la posibilidad de llegar a hacer algo como El Eternauta. Porque lo que te rescata, sobre todo si vivís en el interior, si tenés menos acceso o menos recursos, lo que te dice ‘vení, que hay un lugar para vos en el cine’, no es el mercado. Son las políticas públicas.”
El top 3
Sobre sus películas favoritas, eligió tres que lo marcaron en lo personal: Estación Central de Brasil, que fue “el momento en el que supe que quería hacer cine”; Las buenas intenciones, una joya del cine argentino que considera “tierna, chiquita y amorosa”; y a pesar de no ser argentina y ni siquiera latinoamericana, mencionó al mega film, Interestelar, que admite con una sonrisa que es fanático: “La estoy usando en la remera ahora mismo”.
En la actualidad, Carabante está al frente de las líneas de fomento del Instituto de Artes Audiovisuales de Misiones (IAAviM), desde donde promueve el desarrollo del sector en la provincia. “Invito a todos y todas a acercarse, a revisar la página del instituto. Y si no, que pidan mi número, porque la idea es sumar gente al audiovisual misionero.” Aunque tiene algunos proyectos propios en desarrollo, por el momento su foco está puesto en la gestión pública. “Estoy trabajando en cosas muy chiquitas para el futuro, pero hoy mi tarea está en fortalecer al cine desde el lugar que me toca.”







