La canción de Maná “El muelle de San Blas”, que integra su disco de 1998 “Sueños líquidos” y que este 23 de mayo cumple 27 años, está inspirada en una historia real: la de Rebeca Méndez Jiménez, una mujer que desde 1971 esperaba en el puerto el regreso de su novio, un joven que salió a pescar y jamás regresó.
En Puerto Vallarta (México) se convirtió en un símbolo por la espera de su amor. Fueron más de 41 años que aguardó a su amado Manuel, quien salió de pesca y quedó atrapado por un huracán que azotó el mar. Nunca más se supo de él y tampoco se encontró su cuerpo.
Estaban a una semana de casarse. El golpe fue tan fuerte para Rebeca que desde el día que desapareció Manuel, lo esperó con su traje blanco. Con esa elegancia vendió dulces a los turistas en el Muelle de San Blas.
Allí la conoció el líder de Maná, Fher Olvera, la conoció en la década del ’90. Se interesó por su historia y la convirtió en una de las más hermosas canciones de la banda, que también filmó su videoclip en ese emblemático escenario.

Pero otra versión circula también, de acuerdo a testimonios de cronistas locales: Rebeca, quien padecía trastornos mentales, amistaba con un vendedor de artesanías de nombre Ladislao y ella se vestía de novia diciéndole a los pobladores que se iba a casar con él, pero el hombre fue atropellado en Guadalajara y más tarde murió en Tepic, sin que a Rebeca le quedara claro tal suceso.
Lo cierto es que Rebeca falleció a los 63 años en septiembre de 2012 en Monterrey. Su cuerpo fue cremado y sus cenizas arrojadas al mismo mar donde perdió a su gran amor. Allí, en el muelle de San Blas, levantaron un monumento en su honor para conservar por siempre esta maravillosa historia.








