El decimosegundo encuentro de la familia Mallmann tuvo lugar recientemente en las ciudades brasileñas de Cruzeiro Do Sul y Santa Clara, Rio Grande Do Sul, con una historia bastante extensa y en sintonía con los 200 años de la inmigración alemana a Brasil y, luego, a Argentina.
Todos participaron de una santa misa en acción de gracias en la Iglesia Matriz São Francisco Xavier de Santa Clara Do Sul, donde los celebrantes fueron los sacerdotes Cláudio Mallmann y Antônio Puhl. En el templo se presentó el Coral São Francisco, fundado hace más de 100 años por los hermanos inmigrantes Peter e Johann Peter Mallmann.

Mariela Mallman pudo viajar junto a su familia desde Misiones y contó que la mayoría de los inmigrantes se encuentran en el país vecino. “Los ancestros, en su mayoría, vinieron en el oleaje de inmigración, huyendo de la guerra o en etapas previas”, dijo.
Explicó que los familiares se identifican por un color (rojo, verde, azul, amarillo, anaranjado, violeta, marrón, gris y negro) de acuerdo al ascendiente al que pertenece cada grupo etario.

“Quien está a cargo de la genealogía es el primo Orestes Mallmann que, en esta fiesta, presentó su segundo libro, de mil páginas, donde tiene la recopilación, los descendientes y otros datos de la familia”, agregó.
La periodista de Ruiz de Montoya sostuvo que este tipo de encuentros familiares “busca unir las raíces, el compartir, el reencuentro, la confraternidad, poder celebrar la vida y conocer los orígenes. A eso lo consideramos importante. El propósito es que cada uno sepa realmente cuál es su historia familiar: de dónde viene, los rasgos, las tradiciones, costumbres, sobre todo, poner en valor lo que vivieron quienes nos antecedieron”.

Los presentes le dieron las gracias a María Donata, mujer que es pilar, “por hacernos creer en la importancia de estar juntos, por cultivar con tanto celo la memoria da esta familia y por ser fuente de inspiración para todos”.

Cada persona sabe cuál es su ancestro y al llegar a la fiesta, que se realiza cada dos o tres años, se coloca sobre el pecho el color que identifica a cada uno. En el caso de Mariela, la mayoría de los descendientes se quedó en Brasil, son pocos los que vinieron a Argentina.
“Hay una rama que tiene sus descendientes en Capioví, hay un tanto en Buenos Aires y la rama a la que pertenezco, la de Peter Mallmann, llegó a Ruiz de Montoya en la década del 30. De Peter desciende la mayoría de los que estamos en Ruiz de Montoya, Capioví, Puerto Rico y la región”.

Su bisabuelo era José Mallmann, casado con Guillermina Dilkin y, de ellos, “descendemos todos nosotros. Mi abuelo era Waldemiro. Al venir con sus padres a la colonia Cuña Pirú, ya no regresó para reencontrarse con el resto de sus familiares. Era una época en la que había que trabajar arduamente, mantener la familia, ser el sustento, lo que hizo que nunca más se visite con sus primos. En este encuentro pude dar con sus primos hermanos. Concurrí a cuatro encuentros y nunca los había podido ubicar. Somos del color naranja”, contó.

Tres ciudades son las candidatas para el próximo encuentro internacional de la familia Mallmann, en noviembre de 2027, pero será divulgada en los próximos meses. En esta ocasión se conmemorarán los 200 años de su presencia en Brasil, tras la llegada de Johann Nikolaus Mallmann, en 1827.
Emocionada, confió que en esta reunión “me encontré con todos ellos y la sensación que tuve es la de estar en mi lugar en el mundo, que estaba en familia, sentía esa tranquilidad. Me di cuenta que la sangre llama, como dice el dicho. Me sentía bien, con alegría, con ganas de bailar, de festejar. Y hablando con ellos me fui dando cuenta de todos los puntos que tenemos en común”.

Contó que muchas de las familias que vienen del oleaje inmigratorio comparten este tipo de fiestas como un momento de reencuentro. “La importancia de esto radica en que todas las generaciones, cada cantidad determinada de años, pueda realizar y asistir a estos encuentros y no perder la conexión de las raíces. Algunos no conocen a todos los familiares y a través de este encuentro, siempre que se tenga a alguien que haga genealogía, que se hagan los árboles genealógicos, pueden conectar y saber el origen”, explicó.

A través de estos encuentros “se incentiva a que cada uno haga el registro, que tenga siempre los nombres de los padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y así los que continúan se van agregando, es una buena forma de mantener y construir la historia para los que vienen”, enfatizó.
Durante los dos días que duró el encuentro, se realizaron paseos turísticos, reuniones, presentaciones artísticas. También se cantó el himno familiar, que fue presentado por primera vez durante el XI Encuentro Internacional realizado en 2022, en Santa Rosa.
Entre otras tantas curiosidades, tras el almuerzo fueron premiados el participante más joven, el más anciano, el que tiene el nombre completo más largo y el nombre completo más corto.










