Postergar tareas importantes, dejar para mañana lo que podemos hacer hoy, sentirnos abrumados sin lograr avanzar. ¿Te suena familiar?
La procrastinación es un hábito más común de lo que pensamos y aunque muchas veces lo atribuimos solo a la pereza, en realidad tiene raíces más profundas: miedo, ansiedad, perfeccionismo o incluso una desconexión con nuestro propósito.
La buena noticia es que podemos abordarla desde distintas herramientas, y una de ellas es la cromoterapia. ¿Cómo pueden los colores ayudarnos a recuperar la energía, el enfoque y la motivación?
Colores y emociones: un vínculo poderoso
Nuestro entorno influye directamente en nuestras emociones. Los colores que nos rodean, los que vestimos o incluso los que visualizamos, actúan sobre nuestro sistema nervioso y pueden estimularnos o calmarnos.
Por ejemplo:
• Amarillo: estimula la mente, mejora la concentración y nos conecta con la creatividad. Ideal para quienes postergan por miedo a no ser lo suficientemente buenos.
• Rojo: activa la energía física y la acción. Nos empuja a dar el primer paso, especialmente útil si nos sentimos bloqueados.
• Naranja: combina la vitalidad del rojo con la alegría del amarillo. Favorece la motivación y la autoestima.
• Azul: relaja y ayuda a calmar la mente ansiosa. Perfecto para momentos en los que la postergación viene del estrés o la saturación mental.
• Verde: armoniza, equilibra y aporta serenidad. Ideal para tomar decisiones sin presión.
¿Por qué procrastinamos?
No siempre es falta de tiempo o desorganización. A veces procrastinar es una forma de protegernos: del juicio, del fracaso, de salir de la zona de confort. Es un síntoma de algo más profundo, una emoción no atendida. La cromoterapia nos ayuda a mirar hacia adentro y equilibrar esos estados emocionales a través del color.
Te dejo algunos consejos cromáticos:
1. Ambienta tu espacio de trabajo con colores estimulantes como el amarillo o el naranja. Un detalle basta: una vela, un cuadro, una planta en maceta de color.
2. Vestite con intención. Si necesitás energía, usá rojo. Para claridad mental, optá por el amarillo.
3. Visualiza el color que necesitas. Cerrá los ojos unos minutos e imaginá que una luz de ese color te envuelve. Sentí cómo su energía actúa en tu cuerpo y tu mente.
4. Hacé pausas conscientes. El verde y el azul son ideales para equilibrar la ansiedad. Escuchar música suave y mirar la naturaleza puede ayudarte a reconectar.
5. No te castigues. La autocompasión es más efectiva que la culpa. Si procrastinas, pregúntate: ¿qué me está queriendo decir esta emoción?
El camino hacia una vida más plena no es lineal, pero está lleno de señales. Y los colores son una de ellas. Escucharlos, sentirlos y dejarnos guiar por su vibración es también una forma de sanar.
Procrastinar puede ser una oportunidad para detenernos, mirarnos y transformar. Y en ese proceso, la cromoterapia puede ser una gran aliada.
Gabriela Gómez
Especialista en Cromoterapia
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