Algunas repeticiones de la Argentina reciente llaman poderosamente la atención por lo “milimétricas” que pueden llegar a ser. El Gobierno nacional acaba de abrochar un nuevo acuerdo con el siempre presente Fondo Monetario Internacional (FMI) y, con ello, la posibilidad de repetir errores del pasado.
Solo el tiempo confirmará si esta vez será distinto, pero hasta en eso las coincidencias son abrumadoras. Este y los anteriores gobiernos afirmaron que sería “la última vez”, que era “la solución a décadas de despilfarro y crisis” y, sin embargo, el país vuelve hoy a los pies del organismo que, a fuerza de reiteraciones, ya es parte de la historia nacional.
En 2018 el entonces presidente Mauricio Macri recibió un fuerte espaldarazo del FMI que dirigía Christine Lagarde. Fue a través de un crédito stand by de 57 mil millones de dólares. “Estamos muy contentos porque nos va a permitir seguir recorriendo el camino hacia el equilibrio fiscal y finalmente desterrar este problema que tuvo Argentina durante setenta años, con algunas interrupciones breves, en los cuales gastó más de lo que ingresó y eso terminó en deuda y ‘defaults’”, dijo al respecto el entonces ministro Nicolás Dujovne.
Años después el propio FMI realizó una auditoría de ese crédito y cuestionó los manejos de política económica de Cambiemos. En el mismo análisis hizo un duro diagnóstico sobre las medidas que no se tomaron para evitar la fuga del dinero de ese desembolso.
Y como corolario, apareció Carlos Melconian, quien había sido titular del Banco Nación durante esa gestión, para arrojar una bomba de la que luego intentaría retractarse, aunque sin éxito. “Es absolutamente cierto que el presidente Macri logró un acceso excepcional de la mano del presidente Donald Trump”, afirmó sobre lo que fue el préstamo más grande de la historia del organismo multilateral. Y entonces dejó caer la polémica cuando recordó que el entonces Presidente le dijo: “Me están dando la plata para ganar la elección”.
Pasaron los años, hubo en el medio otro gobierno quizás igual o peor que el de Macri, y Argentina se espeja hoy frente a los mismos actores y las mismas crisis. Trump vuelve a gobernar el país con la silla más grande en la mesa del Fondo y articula la llegada de un salvataje fenomenal para una administración a la que destacó muchas veces en público. El mandatario norteamericano consideraba al líder del PRO como una pieza clave en el tablero geopolítico de América Latina al igual que lo hace hoy con Javier Milei.
Hoy con Kristalina Georgieva al frente, pero con los administradores de siempre, el FMI vuelve a salir al “rescate” de un plan económico que venía derrapando a partir de la anemia de las reservas en el Banco Central y de las inconsistencias en la microeconomía (inflación rebelde, consumo sin repunte, salarios por debajo del IPC, etcétera). El monto, superior al proyectado inicialmente, vuelve a ser una señal de confianza en la gestión.
Y esta vez no fue un exfuncionario de la actual gestión, sino la propia titular del Fondo, la que dejó traslucir el objetivo de nuevo préstamo: “El país va a elecciones en octubre. Es muy importante que la voluntad de cambio no se descarrile. Hasta ahora, no vemos que ese riesgo se materialice. Pero yo le pediría a la Argentina que mantenga el rumbo”.
Las críticas que recibió por su intromisión a meses de las elecciones de medio término, la impulsaron a ensayar una retractación que no desactivó la polémica. “Mi mensaje fue para el Gobierno”, dijo, con lo que ya no se trata de una “intromisión” de campaña, sino de una presión sobre los funcionarios nacionales.
“El país de la marmota” fue el título de una edición anterior de esta columna… solo el tiempo, que siempre pone las cosas en su lugar, dirá si esta vez el mismo escenario decanta en algo verdaderamente distinto. “Vamos a ser como Suiza, pero mejor”, planteó el jueves el Presidente.
Ni el Papa los frena
La política, o más bien sus internas, no descansan ni frente al fallecimiento de un pontífice. Por estas horas, mientras son millones los que siguen por TV o Internet lo que ocurre en el Vaticano tras la muerte de Francisco y la elección de su sucesor, en Argentina apenas si hubo una pausa en la grieta que se ensancha todos los días.
La tregua propuesta no duró ni la mitad de los siete días de duelo decretados por el Gobierno y está claro entonces que, de acuerdo se aproximen las elecciones, la escalada será peor.
Aunque en silencio, la interna del peronismo que encarnan hoy Cristina Fernández de Kirchner y Axel Kicillof se robustece frente a las necesidades de ambos de armar algo para obtener más porción de poder. CFK ya anunció puertas adentro que buscará ser candidata. De hecho las calles del conurbano ya comenzaron a cubrirse con carteles que dicen “Cristina 2025”, en lo que se traduce como un reto abierto al mandatario del principal distrito de la República. Kicillof, en tanto, pelea para modificar los plazos de cierre y edificar una campaña consistente, pero choca con La Cámpora.
Pero las disputas no terminan ahí ya que el PJ es en sí mismo un campo de batallas internas. Las intervenciones provinciales (entre ellas Misiones) dispuestas por la expresidenta, son un extendido eje de crisis con los gobernadores que advierten una progresiva “camporización” del partido.
En el oficialismo, en tanto, las peleas son abiertas y a golpe de micrófono. De paso por Mar del Plata, Mauricio Macri apuntó contra los dirigentes de su partido (PRO) que se pasaron a La Libertad Avanza (LLA) ensanchando la brecha de posibilidades sobre un acuerdo de cara a las elecciones bonaerenses. “Los dirigentes que tenían precio ya fueron comprados, los que quedamos tenemos valores”, soltó Macri.
El terreno de los cruces, se sabe, le queda cómodo al actual Presidente que, en respuesta a tamaño desafío, contrapuso: “Entonces que traiga la factura y la muestre”. Si la dirigencia argentina tributara cada vez que se pasa, entonces no haría falta buscar salvatajes del FMI.
Lo que sí se pospuso a partir del fallecimiento del papa Francisco fue la conformación de una comisión investigadora del escándalo “$LIBRA”, que interesa a Milei; y la del tratamiento de “Ficha Limpia”, que gravita sobre Cristina.
Dispersión
El cierre de listas y sublemas de cara a las elecciones del 8 de junio en Misiones dejó algunas cuestiones llamativas.
El diputado nacional Martín Arjol, por ejemplo, uno de los “87 héroes” que blindaron el decreto de jubilaciones, no encontró lugar en las listas de La Libertad Avanza ni mucho menos en el radicalismo que lo arropó durante años. Terminaría posicionando su nombre en una candidatura a diputado provincial en el Partido Libertario, una especie de ambulancia que recoge a las víctimas y los desencantados que van dejando los Milei.
Otro dato concreto es la fragmentación en la que cayó el arco opositor, acaso la mayor dispersión política de la historia provincial teniendo en cuenta que el peronismo quedó dividido en cuatro sectores, el radicalismo en al menos tres al igual que los libertarios y el PRO en dos. Los resultados del 8J lo confirmarán o corregirán, pero a la luz del mapa político, la oposición se autogestionó un reparto de votos que la dejará con el piso más bajo de los últimos años.
Por otra parte, y a la luz de los resultados que dejó la última Semana Santa, Misiones vuelve a apostar a otro exitoso fin de semana. Con el Día del Trabajador y la llegada tras seis años de ausencia del TC2000 a Oberá -que reemplaza a la fecha originalmente prevista en Córdoba-, la intención es repetir las excepcionales cifras del descanso anterior, cuando se registró una ocupación promedio de 87% y más de 26 mil pernoctaciones con Iguazú, Posadas, San Ignacio, El Soberbio y Oberá entre los distritos más destacados.
En el medio, la Cámara de Representantes de Misiones se prepara para el inicio de las sesiones legislativas. En ese sentido, se espera que el jueves el gobernador Hugo Passalacqua pronuncie su discurso anual, en el que informará sobre el estado general de la administración, el movimiento de fondos del ejercicio anterior y las soluciones inmediatas adoptadas para atender las necesidades públicas.
A propósito, mientras a nivel nacional cobra fuerza la posibilidad de modificar el régimen del Monotributo a partir de las condiciones que impone el FMI, en la provincia oficializó la reglamentación del Registro de Jóvenes Aspirantes y Empleadores. Se trata de un programa que impulsa la transición al empleo formal de jóvenes misioneros de entre 16 y 30 años, mediante formación profesional, prácticas laborales significativas y capacitación continua.
Por otra parte, el acuerdo de compensación recíproca que acaban de rubricar Misiones y el Gobierno nacional, permitió cancelar una deuda histórica y obtener un saldo positivo en favor de la Provincia. De esta manera Misiones saldó compromisos que datan de los noventa entre los que cuentan pasivos con el Club de París (Bank of Japan), préstamos del BID y deudas con el Fondo Fiduciario de Infraestructura Regional.
La Provincia se liberó entonces de “una carga financiera significativa”, en palabras del ministro Adolfo Safrán.











