La responsabilidad de uno mismo conlleva a hacerse cargo, no solo de los comportamientos que tenemos, sino también de aquello que pensamos y sentimos. En definitiva, de nuestra vida. A lo largo de nuestra existencia cuando nos relacionamos con los demás, la mayoría de las veces nos encontramos hablando de nosotros mismos.
Aunque pensemos que estamos opinando de nuestro amigo o de un familiar, reflejamos en el otro lo negado en nosotros. Depositamos en los otros, lo que no estamos preparados para asumir de nuestra realidad personal.
En otras palabras, nos proyectamos en el otro, y le damos la responsabilidad al otro de lo que nos hace sentir, por eso nos encontramos muchas veces diciendo: “vos me hacés sentir”, cuando en realidad somos nosotros los que sentimos lo que el otro hace.
Cuando algo nos molesta o nos duele tendríamos que preguntarnos, ¿Por qué siento eso? ¿Por qué me duele? ¿Qué me duele?
Tendríamos que decirnos: “No me enojas, me enojo yo ante lo que hiciste o ha sucedido”, “Soy yo quien siente ira, tristeza o rabia, ante las distintas circunstancias que se presentan en la vida y si las rechazo o evito, seguiré en conflicto permanente, porque no estoy viendo que soy quien decide si aceptar eso que me molesta de la persona o irme a otro lado”.
Trabajar en nosotros es la tarea más difícil, es más fácil hablar y opinar, quedarnos en la crítica de lo que no nos gusta de los otros, pero esto solo nos lleva a seguir perdiendo tiempo de vida que no nos sobra.
Hace un tiempo escuché a una persona que enseñaba cursos de autoconocimiento decir: todo lo que pensabas que eras, bueno, ¡todo eso no sos! Y me di cuenta que así fue. Todo lo que pensaba que era ¡no soy!
Recién cuando empezamos a conocernos nos damos cuenta que somos tan complejos que no podemos etiquetarnos en unas pocas palabras, porque somos un poco de todo. Cambiamos y nos transformamos en todo momento. Hoy te invito a parar: respirá, aflojate y preguntate: ¿Cómo creo que soy? ¿Me conozco? ¿Conozco mis heridas? ¿Las puedo sentir- ver? ¿Soy consciente de mi vida? ¿Qué estoy haciendo hoy para cambiar eso que me molesta en mi vida?
Podés animarte a observar tu vida y ver cómo te relacionás con el otro. Si hay conflicto, o si como muchas personas hoy en día, elegís estar solo porque así te sentís mejor. Pero en realidad no querés confrontar, poner límites o no te has sentido valorado y te cansaste.
Son preguntas para darnos cuenta de cuáles son las emociones y sentimientos que guardamos.
Acordate de hacerlo siempre con mucho amor y paciencia, ya que eso es lo que más ¡necesitamos! Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
WhatsApp: 3764-414872





