Una conmoción sacude a Reconquista y a toda la región tras confirmarse que Pablo Ovando, reconocido guía de pesca local, y su pequeño hijo Agustín, de cuatro años, murieron ahogados en el río Paraná. Las autoridades confirmaron que se trató de un trágico accidente, sin señales de violencia ni intervención de terceros.
El fiscal Norberto Ríos explicó a TN que “la hipótesis más probable, más creíble y la única que encaja en esta situación” es que el niño se haya caído al agua y que su padre, en un intento desesperado por salvarlo, se arrojó tras él.
Ambos eran buscados intensamente desde el martes pasado, cuando desaparecieron mientras navegaban en la zona de Puerto Reconquista. El cuerpo del niño fue hallado el viernes, y el de Ovando apareció en la madrugada del sábado, a unos tres kilómetros río abajo y a seis del lugar donde fue encontrada la embarcación.
La lancha estaba anclada, con la llave colocada, y todo indicaba que padre e hijo se preparaban para disfrutar de una jornada de pesca: el mate estaba recién preparado, los anzuelos listos y los chalecos salvavidas a bordo, aunque no puestos.
“No se encontró ningún elemento que indique alguna situación de violencia en el lugar”, subrayó el fiscal. También indicó que las autopsias confirmaron que ambos murieron por “asfixia por inmersión” y que sus cuerpos “no presentan ningún tipo de lesión ni anomalía”.
La tragedia ocurrió en una zona del río de fuertes corrientes y gran profundidad. “Hay pozos de 8, 10, 12 metros. La velocidad del agua era de cinco nudos. Ni una persona experimentada podía resistir esa corriente”, explicó Ríos en diálogo con Aire de Santa Fe.
Pablo Ovando era dueño de la empresa Pirayú Excursiones, y un ferviente promotor del sitio Ramsar Jaaukanigás como destino turístico. Además, era piloto de motos de agua y un activo impulsor de eventos náuticos en la región. Su muerte y la de su hijo dejaron una profunda tristeza en la comunidad, que lo recordará por su calidez y su amor por el río.
Fuente: TN







