El Gobierno de Javier Milei tiene claros sus objetivos para 2025, controlar la inflación, estabilizar el dólar y, a partir de allí, impulsar la recuperación del empleo y la producción. Sin embargo, una preocupación central domina la agenda, avanzar con una reforma laboral que podría cambiar el panorama de las relaciones laborales en el país.
El equipo económico liderado por los ministros Luis Caputo y Federico Sturzenegger tiene como prioridad regular las paritarias, a las que consideran un factor clave en la lucha contra la inflación. Tanto el Ministerio de Capital Humano como la Secretaría de Trabajo jugarán un papel fundamental en la contención de las demandas sindicales y la resolución de conflictos laborales.
Desde el Ministerio de Desregulación y Transformación del Estado, Sturzenegger reflotó la idea de implementar acuerdos salariales por empresa, una medida inspirada en la antigua Ley Bases. Aunque aún no hay una comunicación oficial al respecto, esta propuesta busca limitar la negociación colectiva a nivel de cada compañía, generando expectativas y tensiones en el ámbito sindical.
La Confederación General del Trabajo (CGT), junto con las CTA de los Trabajadores y Autónoma, rechazó la iniciativa, calificándola como una ruptura del sistema de convenios colectivos de trabajo vigente. “Esto podría desatar una nueva ola de demandas y amparos judiciales”, advirtió un referente de los gremios industriales. Además, cuestionó la intervención gubernamental en negociaciones entre privados, señalando como precedente el reciente acuerdo con los Camioneros.
El gobierno libertario ha sido criticado por lo que algunos ven como contradicciones en su manejo de las paritarias. Un ejemplo emblemático es el acuerdo firmado con el sindicato de Camioneros liderado por Hugo Moyano, que logró un aumento del 5,5% trimestral para el período diciembre-febrero, además de un bono extraordinario de 600.000 pesos. A pesar de las restricciones anunciadas por el Palacio de Hacienda, este acuerdo superó el techo salarial del 1% mensual establecido para los estatales.
Fuentes gremiales sugieren que podría existir un “pacto de no agresión” entre el Ejecutivo y Moyano, con el objetivo de garantizar la paz social en sectores clave. Sin embargo, el presidente Milei delega los conflictos sindicales a sus ministros, minimizando la relevancia del sindicalismo en su agenda política.
El límite del 1% mensual para las paritarias estatales ya provocó reacciones por parte de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), que amenaza con medidas de fuerza. Mientras tanto, el Ejecutivo enfrenta el desafío de contener las expectativas salariales en un contexto de incrementos en el transporte y los servicios, factores que podrían intensificar la puja distributiva.
Con una estrategia que combina firmeza en las negociaciones y un control estricto sobre las paritarias, el Gobierno busca avanzar hacia una reforma laboral que, según sus proyecciones, contribuirá a la estabilidad económica. No obstante, el camino está lleno de tensiones, y la relación con los sindicatos será un termómetro clave para medir el éxito de estas políticas.
Fuente: iprofesional.com