Tal como lo han expresado en diferentes protestas, científicos argentinos advierten que la situación de la ciencia en Argentina alcanzó un punto crítico bajo el gobierno de Javier Milei. Sucede que los recortes presupuestarios han desencadenado una crisis en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), donde investigadores experimentados se vieron afectados, así como también aquellos que recién inician la carrera en ciencia.
Tomando en cuenta este contexto, la prestigiosa revista Science publicó un artículo donde ha calificado estos recortes en Argentina como un “cienticidio”, destacando que aproximadamente el 9% de los empleados del CONICET. Con el temor por una nueva ola de “fuga de cerebros”, aseguran que cerca de mil científicos han abandonado sus puestos debido a las políticas de austeridad impuestas por la administración actual.
Con las voces de algunos referentes nacionales, aseguran que la reducción del gasto público en investigación ha sido significativa, con una disminución del 31% desde que Milei asumió el cargo. Este recorte ha llevado a muchos científicos a desmantelar sus laboratorios y buscar oportunidades en el extranjero.
Alejandra Capozzo, inmunóloga del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), expresó su preocupación, afirmando que “están destruyendo la actividad científica del país” y advirtiendo que “la pérdida de capital humano será difícil de revertir”.
El fenómeno de la migración de científicos no es nuevo, pero ha cobrado impulso debido a las condiciones actuales. Diego Hurtado, físico de la Universidad Nacional de San Martín, señaló que los recortes han provocado una “fuga de cerebros interna”, donde jóvenes investigadores buscan mejores oportunidades en países vecinos. Entre los ejemplos, Alejandro Díaz-Caro, experto en computación cuántica que dejó su puesto en Argentina para aceptar un trabajo temporal en Francia tras perder su financiamiento: “regresé con el programa Raíces y me voy con el programa ‘motosierra’”.
Luis Moyano, especialista en inteligencia artificial, también se ha visto obligado a dejar el país. Tras regresar a Argentina en 2019, su experiencia se ha visto empañada por el deterioro de las condiciones laborales: “el gobierno parece decidido a desvalorizar gran parte de la actividad científica”, lo que ha llevado a más de 60 investigadores a renunciar y buscar empleo en el extranjero. Este éxodo plantea serias dudas sobre el futuro del sistema científico argentino.
Además de las pérdidas individuales, los datos del Centro Iberoamericano de Investigación en Ciencia, Tecnología e Innovación (CIICTI) indican que el empleo en el sector científico público argentino ha disminuido un 3.6% desde diciembre de 2023. Jorge Geffner, microbiólogo de la Universidad de Buenos Aires, advirtió que “el 40% de los científicos de mi departamento están emigrando”.
Asimismo, la reducción del 30% en las solicitudes de empleo al CONICET sugiere que atraer nuevos talentos será cada vez más difícil. La combinación de recortes presupuestarios y la migración forzada está creando un ciclo vicioso que amenaza con desmantelar décadas de progreso científico en el país.
Fuente: Science.org









