Bette Davis, considerada como la “Primera Dama” del cine estadounidense y uno de los últimos “monstruos sagrados” de Hollywood, murió en la noche del 6 de octubre de 1989 en el hospital Americano de Neuilly, en la periferia de París, a causa de un cáncer de mama que sufría desde hacía años.
Tenía 81 años y había intervenido en más de 80 películas (entre ellas varias de las más grandes obras maestras del cine) desde su debut en 1931. Atesoraba también 2 premios Oscar.
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Ruth Elizabeth Davis había nacido en Massachusetts el 5 de abril de 1908. En su infancia, su familia y amigos la llamaban Betty, apodo que ella detestaba. Solo tuvo una hermana, con quien compartió los momentos más oscuros de su infancia: la internación en un hospicio cuando sus padres se separaron. El recuerdo de aquellos tiempos la atormentó hasta su muerte.
A los 12 años, una vez que su madre hubo rehecho su vida, se mudaron a Nueva York, donde empezó a consumir cine cada vez que podía y nacieron sus sueños de actriz.
En 1931, cuando pisó por primera vez un set, ya se había cambiado el odiado Betty por Bette. “La hermana mala” fue esa primera película que le abrió las puertas a Hollywood, que luego se rendiría a sus pies con sus gloriosas interpretaciones en “Cautivo del deseo” (1934), “Peligrosa” (su primer Oscar en 1936), “Jezabel” (segunda estatuilla en 1939), “La carta” (1940), “La loba” (1941) y tantas otras.
Pero tal vez su mayor prestigio lo alcanzaría con “La extraña pasajera” (1942), “La malvada” (1950), y sobre todo “¿Qué fue de Baby Jane?” (1962), donde compartió pantalla con su archienemiga Joan Crawford.
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