Dios es mente, el Universo es mental. ¿Qué parte no entendimos de este axioma fenomenal?
Si Dios a ti te ha dado mente, es para que en la duda metódica la incrementes, para eso en la dualidad has crecido haciendo gala de tu libre albedrío donde tu evolución se mide en santas soluciones
y no en cruentas inquisiciones.
Astucia y voluntad son tus aliados para zigzaguear las zancadillas malvadas, la astucia de mantenerse en observación y no prestar a sus movimientos atención, astucia para ver el ardid en cada situación
y voluntad para no caer en la tentación, astucia para solo oír el canto de las musas y voluntad para no enredarse en los hilos de la medusa, astucia para saber discernir y buena voluntad en el momento de decidir.
Este axioma del Kybalión, cada vez más corroborado por la ciencia, hay que aceptarlo para poder entenderlo y así implementarlo en cada momento de nuestras vidas. Logramos implementarlo al hacer consciente que es la vibración de nuestros pensamientos la que lleva al sentimiento resonante que nos dará la emoción acorde que atraerá a nuestro mundo la situación con igual vibración a lo previamente pensado.
Como los pensamientos están en ese campo eléctrico que llamamos mente que está fuera del cuerpo, se vuelve imperiosa la buena selección de la nutrición que damos a ese campo. Desde la música que escuchamos hasta la compañía que elegimos, amén de prestar atención a lo que le prestamos atención las 24 horas del día, porque donde está nuestra atención, está nuestro poder y donde la enfoquemos, más de eso atraeremos.
Es tal nuestro poder, que lo más preciado por el maligno es la mente humana, por eso la interfiere con tecnología, pero el campo electromagnético del corazón es inviolable de ahí que tengamos que elevar la vibración de los sentimientos.
Ser mansos como la paloma y astutos como la serpiente, donde la bondad de nuestras acciones sea comparable con la mansedumbre de nuestras reacciones y necesitamos la fuerza de voluntad para no caer en la tentación y saber que el mal trabaja desde adentro nuestro.
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora/ Escuela de Pensamiento
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