Como es adentro es afuera. ¿Cómo es adentro? ¿Cómo te tratas? ¿Qué opiniones tenés, qué creencias?, ¿te hablás en forma amorosa o te castigás?
¿Cómo es adentro, cómo es tu marea psíquica y emocional, cómo vas llevando la relación con vos misma, con vos mismo? Porque en igual medida y de la misma manera que es adentro, es afuera, por resonancia vas a atraer lo que tenés dentro para poder vivirlo porque es tu vida, lo que sos.
Lo que está adentro es lo que manifestás, lo que opinas y crees, tu mundo de pensamientos y emociones es lo que van a determinar tu realidad afuera, en el mundo objetivo. Porque así lo crees, así lo sentís y así lo plasmás. Por eso, ¿qué hay que hacer cada día? Alinearse: como es arriba es abajo.
Cada día al despertar y al atardecer, cada día desde acá abajo conectáte con allá arriba para poder elevarte a los reinos de la belleza, para que la luz, el amor y el poder, que es la voluntad en acción, puedan atraer desde los reinos más altos, desde los arquetipos y los altos ideales, desde los mundos sutiles, desde tu Todo Sabio hasta tu mundo objetivo, puedas traer todo ese mundo de pensamientos de creencias de perfección y poder realizarlo.
Entonces si cada día somos conscientes de esos dos ejes: como es arriba es abajo, como es adentro es afuera y me levanto pensando invocando, sintiendo la creación y la bendición de la existencia, acá abajo en este plano adentro voy a poder manifestar todo lo que pueda capturar o retener de inspiración sutil.
Ahora bien, si no haces tu trabajo interno, por más que invoques repetitivamente pensando o pidiendo que algo o alguien de arriba te venga a salvar estás equivocado.
Nadie nos viene a salvar, cada uno se salva a sí mismo aplicando el propósito, el amor y la sabiduría dentro, para poder manifestar en acciones ese amor que somos capaces de sintonizar.
Que la luz, el amor, el poder y la voluntad de acción superen todas las barreras, todos los obstáculos, todas las creencias negativas que por alguna razón y a raíz de habernos desidentificando con las virtudes, comenzamos a manifestar desde el error.
Volvamos al punto cero donde desviamos nuestro camino y comenzamos a creer solo en nuestra mente pequeña limitada, en el ego en vez de en el ser, que es donde se encuentra la chispa, el anhelo, el recuerdo de la creación y de la perfección. Ese momento en el que todos éramos uno y estábamos unidos a través de la ley divina de amor.
Somos seres de luz y amor, viviendo vidas finitas para volver a la inmensidad.
Ese reino no está afuera, está ¡dentro!
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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