La ciudad de Rio de Janeiro, vive con gran expectativa la actuación de la reina del pop Madonna que ofrecerá un concierto gratuito este sábado a las 22 (hora Argentina) en la mítica playa de Copacabana.
De esta manera la artista de 65 años cerrará la gira “The Celebration Tour” con un encuentro en el que se espera asistan 1,5 millones de fanáticos.
“Estoy alborotada, no he dormido bien, he estado escuchando a Madonna toda la semana. Es como si tuviera un gran subidón energético”, dice a la AFP Iná Odara, una socióloga de 29 años que luce una frase de su ídola tatuada en el brazo: “Todo lo que aprendiste, trata de olvidarlo”.
“Madonna me ayudó a salir de la Iglesia católica, a pensar muchas cosas, a cambiar mi relación con mi familia”, agrega esta mujer trans cerca del escenario levantado sobre la arena, el cual duplica en tamaño los de anteriores shows de la gira, con más de 800 m2.
Al caer la noche, “la pista de baile más grande del mundo” se encenderá con la actuación de varios DJ.
Y sobre las 22 horas, Madonna recorrerá una pasarela elevada desde el emblemático hotel Copacabana Palace, donde se aloja, hasta el escenario para la que será la actuación más importante de su carrera.
De “Like a Virgin” a actuar con sus hijos
Tras 80 presentaciones en Europa y Norteamérica, el concierto en Rio será el broche de oro de una gira que se volvió especialmente significativa, después de que en junio una grave infección bacteriana hiciera temer por la vida de la cantante.
Desde que en 1984 el éxito “Like a Virgin” la catapultó a la escena internacional, Madonna lanzó un álbum cada dos o tres años y hoy es considerada una de las mayores artistas pop de todos los tiempos.
Sus actuaciones han marcado pauta por sus espectaculares producciones, pero también porque regalaron al mundo del entretenimiento momentos icónicos como el beso a Britney Spears en los MTV Music Video Awards en 2003.
Su irreverencia generó una relación tumultuosa con la Iglesia católica, al punto de ser excomulgada por el papa Juan Pablo II por su video de “Like a Prayer”, considerado blasfemo.
Tras cuatro décadas, sigue maravillando a la industria y al público con su capacidad para innovar.
Y este sábado, la camaleónica Madonna será durante dos horas todas las Madonnas: la “chica material”, la novia, la católica pícara, la virgen, la vaquera…
También la que reivindica su erotismo, y simultáneamente la maternidad: cuatro de sus seis hijos compartirán escenario con ella.
“Oi Rio!”
Dos ensayos a la vista de todos las vísperas del concierto ofrecieron algunas pistas de lo que sucederá.
Madonna entonó “Nothing Really Matters” y “Burning Up”. También “Live To Tell”, con la que rendirá homenaje a víctimas del sida, entre ellos Freddie Mercury y el legendario músico brasileño Cazuza.
El cantante Pablo Vittar y un grupo de jóvenes que tocaron tambores a ritmo de funk ensayaron también. Además está confirmada la presencia de Anitta, la reina del funk, que en 2020 hizo “Faz Gostoso” en colaboración con Madonna.
Otros éxitos infaltables de la treintena que interpretará serán la arrebatadora “Material Girl”, “Papa Don’t Preach” y la melódica “La Isla Bonita”.
El concierto es una gran apuesta económica de Rio de Janeiro, que inyectó 20 millones de reales (USD 4 millones) de los 12 millones de dólares que cuesta la producción. Las autoridades estiman que el espectáculo aportará 293 millones de reales (USD 57 millones) a la economía local.
En cada esquina de Copacabana hay vallas, souvenires o camisetas con el rostro de Madonna o emulando una versión del corsé cónico de Jean Paul Gaultier que la diva hizo famoso.
Desde que arribó el lunes, cientos de sus fans pululan frente al Copacabana Palace. Pero la excitación subió varios decibeles la noche del jueves, cuando Madonna apareció inesperadamente en plena prueba de sonido, y cantó con el rostro totalmente cubierto por un pasamontañas amarillo.
La escena se repitió el viernes. “Oi Rio!”, lanzó en portugués a quienes se habían acercado al escenario con la esperanza de verla.
“Oi rainha Madonna!”, dirá esta noche Rio.