La Agrupación Andresito en conjunto con la Dirección de Cultura de Apóstoles, dio a conocer a los ganadores y menciones especiales del Certamen Literario “Felices Pascuas”, desarrollado en el marco de la Semana Santa en Apóstoles.
Este tradicional certamen que tuvo como uno de sus principales impulsores al escritor Mario Zajackowski, quien falleció al año pasado.
“Tuvimos una muy buena participación de distintas localidades de la provincia y de Apóstoles resaltando en los textos estas fechas que se viven con un sentimiento pleno. Agradecemos a quienes se sumaron a este certamen y a la Dirección de Cultura por el apoyo en este nuevo certamen” expresó el escritor “Cacho” Raúl Kazaibrodiuk de la Agrupación Andresito.
Ganadores
1 Puesto: “Del Polvo a las Cenizas” de Carlos Ariel Kusiak, Jardín América.
2 Puesto: “Sábado de Gloria” de Verónica Stockmayer, Montecarlo.
3 Puesto: “Los Girasoles de Doña Anhelina” de Silvia María Foussal, Resistencia, Chaco.
Menciones Especiales
1 “Se Buena” de Carmen Irene Vera, Puerto Esperanza.
2 “Abrazo de Otoño” de Gladys Inés Salomón, Resistencia, Chaco.
“Del polvo y las cenizas”
La notificación de su traslado lo tomó por sorpresa. El Obispo diocesano, por lo general, comunicaba con antelación los nuevos destinos. Preparó sus pertrechos sin objeción y al día siguiente, algo desvelado, partió hacia la parroquia.
Un joven que oficiaba de diácono le presentó el lugar y le transmitió, un tanto efusivo, la alegría de los feligreses. El Padre Óscar solo asentía, su velocidad no era la suficiente para responder a su apresurado anfitrión. Convinieron en encontrarse al día siguiente para realizar una limpieza general con la colaboración de las catequistas y del grupo juvenil.
Una vez instalado en una habitación contigua a la iglesia, recorrió en soledad el lugar, hasta llegar al altar. En uno de los laterales llamó su atención la pequeña puerta de la sacristía, luego de varios intentos encontró en el manojo, la llave que la abría. La luz amarilla dejaba ver el polvo y las telarañas que junto a los ornamentos cubrían un estante repleto de actas, libretas, libros de cánticos, algunas biblias y en lo alto una caja con la inscripción por demás sugerente: “fotos viejas”.
Con mucho esmero, gracias a los colaboradores que llegaron esa mañana, la casa de Dios lucía resplandeciente, ante los que, al pasar, corrían el comentario de la llegada de una nueva autoridad parroquial. A una semana de “Domingo de Ramos” todo marchaba de maravillas, hasta recibieron la donación de 20 litros de pintura con el nombre del benefactor en la tapa: “de parte del comisario”.
El domingo desde temprano, todo el pueblo se movilizó. Entre las polvorientas calles, la gente de a pie en tradicional procesión se dirigió hacia la parroquia.
La primera fila fue ocupada por las autoridades: el Comisario, el Doctor, que una vez por semana atendía en la sala de primeros auxilios, un asistente sanitario, la Directora de la escuela, cuatro maestros y dos comerciantes completaban los bancos.
Incluso una vez iniciada la liturgia la gente seguía llegando, hasta que no hubo más espacio y frente a la puerta, un numeroso grupo de personas tuvo que escuchar la misa desde afuera. Luego de la lectura de la Sagrada Escritura y del Salmo Responsorial, el ambiente se cargó de una notable solemnidad, hubo una Segunda Lectura, y llegó la Aclamación antes del Evangelio en que a coro coordinado y preciso todos se contagiaron de un gozo indescriptible. El Padre Óscar dio por finalizada la celebración bendiciendo los ramos que aún quedaban por encumbrar.