Los estados de luz y amor son frecuencias a las que llegamos cuando estamos internamente en paz y armonía. Cuando elegimos no pelear, no luchar, ni discriminar ni juzgar. Todas son frecuencias vibracionales, vibrando alto y rápido o lento y bajo. Las podríamos definir como estados de conciencia a las que llegamos siempre a través de nuestras actitudes y actos. “La actitud hace a la altitud y la altitud al acto”.
Todas las dimensiones habitan en nuestro interior y comenzar a vivir desde dentro es una decisión y un cambio de mirada.
Podemos vivir desde afuera siendo funcionales a la matrix y a la programación cultural, viviendo domesticados o podemos vivir desde adentro, siendo fieles a nuestra conciencia.
Vivir desde la conciencia no es peligroso ya que jamás vamos a realizar actos que pongan en peligro nuestra vida, la vida de terceros o al entorno porque todas nuestras células están programadas para la vida y la evolución, pero esto requiere de una elección y un salto en la conciencia.
¿Pagamos los precios para ser amados volviéndonos funcionales y dejando de sentir nuestra voz interior o somos fieles a nosotros mismos y a nuestra conciencia?
Ella nos exigirá el autogobierno, nos impulsará a hacernos cargo de nuestra apropia evolución.
La voz de la conciencia se nos revela paulatinamente cuando nos hemos entregado y rendido a la vida completamente, así es como estamos disponibles no solo para nosotros, para el otro. Esto es un servicio a la vida.
La vida se paga con vida, con actos de amor y buena voluntad.
Así progresiva y paulatinamente la conciencia se nos revela. Ella nos habla siempre desde dentro con voz clara, con una voz llena de amor, suave, sin imposiciones.
Nos muestra y explica probablemente cosas que ya sabemos, algunas desde la mente racional otras desde el intelecto pero como es conciencia viva las sentimos y percibimos como verdad.
El despliegue de esta voz interior lo vivimos con certeza, ya no caben dudas ni interpretaciones al respecto. Así de a poco comenzamos a generar actos ordenados y alineados con las leyes universales, ya solo respondemos al orden universal, cesan los juicios, interpretaciones, el miedo, y da paso a la expansión. Solo queremos estar unidos a lo más grande, a la gran alma.
Este es un despertar paulatino, siempre es natural y nunca inducido. Cada uno despierta a su tiempo, que no es igual para todos.
Cada uno posee un tiempo interno diferente y es menester respetarlo.
Así luego comenzamos a percibir el mundo en forma de energía y ondas electromagnéticas que siempre están unidas a través del amor, ya que es una fuerza de conexión.
Solo mantente vibrando alto, no permitas que nada ni nadie baje tus sentimientos y pensamientos a través de actos de bajeza vibracional.
Cada uno de nosotros es la maravilla de la creación en acción.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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