Desde que se cambió la fórmula jubilatoria en 2020 y se aplicó otra indexación ideada durante el Gobierno anterior que combinaba la recaudación de la ANSeS con la variación salarial, los jubilados sufrieron una pérdida real de sus haberes.
Expertos en materia previsional estiman que en los casos más graves la erosión del poder adquisitivo llega al 30% y explican que ocurrió por efecto de la misma fórmula, las jubilaciones tendían a decrecer en los momentos de crisis y alta inflación.
El Gobierno celebra hoy un equilibrio fiscal que se basa objetivamente en el ajuste de las jubilaciones y otros rubros. Lo que no tiene en cuenta la gestión, o prefiere no advertirlo por ahora, es que en silencio crece sin pausa una deuda oculta por juicios de jubilados, que podría explotar más temprano que tarde.
Y con el nuevo mecanismo que utiliza al IPC como referencia, las jubilaciones tendrán una recuperación parcial -en mayo alcanzarán el nivel real que tenían en diciembre- pero no podrán compensar por todo lo perdido en los últimos cuatro años. Es decir que gran parte del ahorro fiscal que está logrando en este momento podría verse revertido cuando le toque la hora de indemnizar a los jubilados que obtengan sentencias favorables.