Los científicos vienen advirtiendo hace años la dramática situación que atraviesa el planeta tierra en cuanto al cambio climático. En la pandemia de Covid cuando “se paró el mundo”, hubo momentos de tranquilidad, pero el hombre volvió a meter la mano.
Para dejar un planeta habitable y respirable para las generaciones futuras, exhortan que el mundo reduzca un 45% las emisiones de dióxido de carbono para 2030 y logre un valor cero neto para 2050.
Pero hay un científico que abrió la polémica al ir “contra la corriente”. El geólogo australiano Ian Plimer apuntó que el hombre tiene mínima incidencia en el cambio climático, y que en realidad, los océanos son los principales “culpables” de las emisiones de CO2 en el planeta.
El profesor manifestó su desacuerdo con el informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), que advierte que las descontroladas emisiones de carbono, las olas de calor, las tormentas, las sequías y las inundaciones, así como a los cambios de evolución lenta, incluido el aumento del nivel del mar, que afectan la salud, la vida y los medios de subsistencia de las personas, así como los bienes y las infraestructuras críticas, incluidos los sistemas de energía y transporte, son principalmente inducidas por el ser humano.
“El 3% de las emisiones de CO2 viene de los humanos, el resto, de los océanos”, insistió al ser consultado por las conclusiones del Grupo de Trabajo II al Sexto Informe de Evaluación del IPCC.
A su vez, hizo hincapié en que el carbón y otros combustibles fósiles están ahogando a la humanidad. Aunque se resigna a que, a la luz de los compromisos actuales, las emisiones mundiales aumenten casi un 14 % en la década actual.
“Si estás argumentando deshacernos de los combustibles fósiles, estás justificando que matamos a la mitad de la población mundial, y lo que estás haciendo es abogar por el genocidio”, opinó.
Plimer fundamentó su posición “negacionista” en que “tenemos la belleza de los satélites y podemos medir cosas, como la cantidad de árboles en el planeta, y la hemos contado, podemos medir cuánto dióxido de carbono se emite al quemar carbón y petróleo porque se pueden calcular las toneladas ya que sabemos la cantidad el dióxido de carbono que se funde, de acuerdo con las toneladas se producen. Y entonces descubrimos que el planeta está en cero de emisiones netas”.
Afirmó que la vegetación está absorbiendo más dióxido de carbono del que emiten los humanos, con lo que “ya tenemos el cero neto”.
A partir de esos resultados estadísticos, aparece un problema científico: ¿de dónde viene el exceso de dióxido de carbono? La respuesta que plantea Plimer es que procede de los océanos.
“Aproximadamente el 3% de todas las emisiones del planeta tierra provienen de los humanos, el resto es de los océano -enfatiza-. Algunas salen de mamíferos, que respiran como nosotros. (Ahora mismo estoy exhalando un 4% de dióxido de carbono), y parte la generan los volcanes”, desgrana.
Y sentencia: “Se pueden hacer algunos cálculos muy sencillos para demostrar que nos están alimentando con una enorme carga de basura”.
La política y los intereses económicos
Es coincidente, en tal sentido, el cuestionamiento que realizara el presidente argentino, Javier Milei, a la precisión de las predicciones científicas sobre el cambio climático. Aseguraba, en principio, que la Tierra experimentó ciclos naturales de calentamiento y enfriamiento a lo largo de su historia, y que el calentamiento actual es parte de ese ciclo.
Como el geólogo australiano, atacó las políticas internacionales con las que se busca combatirlo.
El académico fundamentó: “Y si miramos al pasado, podemos ver que cada vez que hubo una edad de hielo, hemos tenido más dióxido de carbono en la atmósfera que ahora”, lo cual lo llevó a concluir que “está claro que el dióxido de carbono no puede impulsar el calentamiento global”.
Como las leyes de la física y la química del pasado eran diferentes a las de ahora, “en realidad estamos ante la mayor estafa científica y financiera que nos han contado”, puso de relieve.
Y remató diciendo que “perjudicará a la persona promedio que ahora sufre terriblemente por la inflación y el alto costo de vida. Y gran parte de eso es un simple costo de la energía pero la energía hace que todo sea barato o caro”.
También, trajo a colación que seis de las seis grandes glaciaciones comenzaron cuando había más CO2 en la atmósfera que en la actualidad. Sin embargo, señaló la importancia de que la composición atmosférica haya cambiado significativamente a lo largo de la historia geológica.
Uno de los puntos de fricción científica reside en que las glaciaciones son parte natural de la historia climática de la Tierra, pero como el aumento rápido de las temperaturas en los últimos tiempos es motivo de preocupación, se lo relaciona con la actividad humana y los niveles de CO2 en la atmósfera.
Las glaciaciones son claves
Es que la relación entre las glaciaciones y los fenómenos climáticos es un área de estudio compleja y vital para comprender mejor el clima y su evolución, y de su esclarecimiento depende que se encuentren soluciones más contundentes.
Por ahora, Plimer también cuestionó la validez de las afirmaciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y sus hallazgos, y que esa sea la razón que empuja a la población más vulnerable del mundo a un camino de destrucción.
La observación es que:
• Durante las glaciaciones, la concentración de CO2 en la atmósfera disminuye.
• En los períodos interglaciares, la concentración de CO2 aumenta.
El reciente Informe especial del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático se titula “El océano y la criosfera en un clima cambiante”, y da como “prácticamente seguro” que los océanos hayan sufrido un aumento de la temperatura sin interrupción desde 1970 y hayan absorbido más del 90 % del exceso de calor en el sistema climático (nivel de confianza alto).
Que desde 1993 el nivel de calentamiento de los océanos se duplicó con creces (probable).
Que es muy probable que la frecuencia de las olas de calor marinas se haya duplicado desde 1982 y que su intensidad vaya en aumento (nivel de confianza muy alto).
De ahí que al absorber más CO2, los océanos sufren una mayor acidificación en la superficie (prácticamente seguro), de modo que se produjo una pérdida de oxígeno desde la superficie hasta los 1.000 m (nivel de confianza medio).
¿Qué tienen que ver las glaciaciones con los efectos sobre el clima global por la modificación de las temperaturas oceánicas en el Pacífico que produce un fenómeno natural como El Niño y La Niña, componentes de la Oscilación del Sur?
En realidad, El Niño se caracteriza por una presión negativa en Tahití y un fuerte centro de alta presión en Darwin, cambios en la circulación de los vientos alisios y la corriente de Humboldt, así como temporales con excesos de lluvias en Perú y Ecuador y sequías en los valles interandinos centrales.
La Niña es su contraparte y tiene efectos opuestos, como inundaciones en el Oeste del Pacífico y sequía y frío en el Este.
El calentamiento global hizo aumentar la frecuencia de eventos consecutivos de esta corriente, lo cual puede tener implicaciones significativas para patrones climáticos, la agricultura y la gestión de desastres naturales.
La interrelación de todos estos factores y las eras en que acaecieron en el resultado final del cambio climático está en una discusión científica abierta, teñida de interpretaciones políticas e intereses económicos.