En el laberinto de las relaciones amorosas, a menudo nos encontramos tropezando repetidamente con las mismas piedras, como si estuviéramos atrapados en un ciclo sin fin. ¿Qué nos impulsa a caer una y otra vez en patrones destructivos en el amor? Esta pregunta encuentra respuesta en las palabras de la psicóloga Andrea del Valle, quien desafía la noción convencional de “engancharse” con la persona incorrecta.
En una entrevista con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Del Valle propuso una perspectiva reveladora: “No me engancho ni con la persona equivocada, ni con la persona incorrecta; me engancho siempre de la persona exacta y perfectamente correcta para mí”. Esta afirmación invita a un profundo análisis sobre cómo percibimos y experimentamos el amor.
Según Del Valle, nuestras elecciones amorosas están arraigadas en nuestras experiencias pasadas y en la forma en que aprendimos a amar. Recordamos en el otro aquello que nos es familiar, recreando vínculos afectivos basados en patrones familiares o sociales.
Si nuestras relaciones pasadas estuvieron marcadas por carencias emocionales o experiencias dolorosas, es probable que busquemos inconscientemente esos mismos elementos en nuestras parejas futuras.
El “velo del enamoramiento”, como lo describe Del Valle, nos ciega ante las imperfecciones del otro durante los primeros momentos de la relación. Sin embargo, este velo inevitablemente cae, revelando tanto las virtudes como los defectos de la pareja. Es en este punto donde el verdadero amor puede florecer, pero requiere un compromiso mutuo y la disposición de ambas partes para adaptarse y crecer juntas.
Del Valle enfatiza la importancia de desafiar los mandatos sociales obsoletos que dictan cómo deben ser nuestras vidas y nuestras relaciones. La presión por cumplir con estándares preestablecidos puede generar ansiedad y angustia, alejándonos de nuestra verdadera felicidad. Celebrar la diversidad de formas de amar y vivir es esencial para construir relaciones auténticas y satisfactorias.
En última instancia, romper el ciclo de relaciones tóxicas requiere introspección, autoconocimiento y un cambio de perspectiva. Reconocer nuestros patrones de comportamiento y