Lo que no me gusta en ti lo cambio en mí.
A veces estamos queriendo cambiar lo que sucede afuera, cómo se comportan los demás, lo que hacen, lo que dicen y no nos gusta, la familia, etc.
Es algo recurrente en nosotros, somos capaces de ver lo que el otro hace, pero no podemos mirar cuáles son nuestras actitudes.
Así podemos encontrarnos muchas veces quejándonos, perdiendo nuestras energías, en vez de detenernos y mirar nuestra vida.
Preguntarnos: ¿por qué decidimos quedarnos ahí, en esos lugares donde no nos gusta cómo nos tratan?
Queremos que cambie nuestra sociedad, pero no pensamos que la sociedad está formada por todos nosotros.
Hace algún tiempo cuando empecé este camino de autoconocimiento, me encontraba criticando algo y aparecía mi conciencia diciendo: “vos también lo hacés, ¡cambiá vos!”.
Vemos la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el ¡nuestro!
Me gusta la frase que dice: “El cambio verdadero viene de dentro, deja lo de afuera como está”.
Pensemos qué queremos cambiar afuera y cambiemos nosotros; si pedimos paciencia seamos pacientes, si pedimos respeto respetemos nosotros, no esperando nada del otro.
Parece difícil, pero vale probar, a veces el otro es un buen espejo que refleja aquello oculto en nosotros, esa oscuridad que nadie quiere reconocer, pero que está.
Eso también es parte nuestra.
Podemos pensar hoy en abrazar nuestro mal humor porque atrás muchas veces hay dolor.
Abrazar el egoísmo porque atrás hay rechazo, abrazar todo lo que juzgamos en los otros porque está dentro nuestro y son nuestras heridas; cuando podamos verlas y sentirlas aparecerá alivio.
Probemos aplicar la frase: “lo que no me gusta en ti, lo cambio en mí”.
Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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