En la nota anterior les decía que el optimismo no implica ignorar los desafíos o tener una visión ilusoria de la realidad, sino la capacidad de revisar en qué mitad del vaso nos estamos enfocando. Y también aseguré que todos podemos aprender y practicar hábitos que fomenten el optimismo, como el pensamiento positivo y la gratitud, es una cuestión de decisión. Entonces, fomentar el optimismo implica cultivar patrones de pensamiento positivos y desarrollar una mentalidad resiliente, comparto estas dinámicas sencillas que lo promueven y nos permiten pasarla mejor:
Diario de gratitud
Cada día, anota al menos tres cosas por las que te sientas agradecido. Esto puede ayudar a cambiar el enfoque hacia lo positivo y resaltar las pequeñas alegrías de la vida.
El juego de las fortalezas
Identifica y reflexiona sobre tus fortalezas personales. ¿Cuáles son tus habilidades únicas? ¿En qué áreas te destacas? Reconocer estas fortalezas puede aumentar la autoestima y fomentar una perspectiva positiva.
Desafío de pensamiento positivo
A lo largo del día, identifica pensamientos negativos y cambiálos conscientemente por pensamientos positivos. Este ejercicio puede ayudar a desarrollar la autoconsciencia y cambiar los patrones de pensamiento automáticos.
Celebración de logros
Haz una lista de tus logros, ya sean grandes o pequeños. Tomáte el tiempo para celebrar tus éxitos, reconociendo tus habilidades y esfuerzos.
Círculo de influencia y preocupación
Dibuja dos círculos: uno para las cosas que puedes controlar (círculo de influencia) y otro para las cosas que no puedes controlar (círculo de preocupación). Enfócate en lo que puedes controlar y trabaja en aceptar lo que no puedes cambiar.
Ejercicio físico y optimismo
La actividad física regular está vinculada a mejoras en el estado de ánimo y la salud mental. Realiza una rutina de ejercicio que disfrutes para liberar endorfinas y promover el optimismo, podés comenzar con una vuelta a la manzana.
Pequeños gestos
Durante tres días, dale lugar -desde la simpleza- a pequeños gestos sociales. Por ejemplo, detente sin apuro y deja pasar a otro auto en la esquina; abríle la puerta a alguien que está por ingresar a un lugar; mirá a los ojos a quien te atiende; sonreí desde la amabilidad a un desconocido; realizá un elogio sincero o algún otro gesto que se te ocurra. Observá qué te sucede a vos y a quien lo recibe.
Estos ejercicios y dinámicas están diseñados para promover el optimismo al enfocarse en aspectos positivos, conectar, practicar la gratitud y cambiar patrones de pensamiento. Incorporar estas actividades en tu rutina diaria puede contribuir a desarrollar una mentalidad más optimista y resiliente y así ser parte de la solución.
Valeria Fiore
Abogada-Mediadora
IG: valeria_fiore_caceres