Desde que la dolarización se convirtió en una potencial posibilidad para el futuro mediato casi desde todos los frentes académicos y profesionales locales y a nivel mundial llovieron críticas contra la idea de implementarla en Argentina.
Los últimos que se sumaron al ejército de críticos de la iniciativa de La Libertad Avanza fueron el reconocido Institute of International Finance (IIF), think tank de la banca internacional y el no menos influyente banco de inversión Goldman Sachs.
Quienes firman los estudios son en el caso del IIF, Martín Castellano, economista argentino que además de su expertise profesional, aporta una visión enriquecida por un amplio conocimiento de la economía argentina y su historia, y del entramado político criollo; mientras que en el caso de Goldman es Alberto Ramos, economista jefe para la región con un impresionante track récord en Wall Street.
El equipo del IIF analizó los costos del régimen, incluida la flexibilidad limitada para resistir las crisis, y qué se necesitaría para implementar la dolarización en el país y qué tan rápido podría hacerse.
Sostienen que la dolarización requeriría al menos entre US$ 30.000 y 40.000 millones para absorber los pesos emitidos pero fuera de circulación, una propuesta inviable en el corto plazo dadas las reservas netas negativas del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y la falta de capacidad de endeudamiento.
La experiencia de Mauricio Macri
“Creemos que el nuevo gobierno enfrentaría grandes desafíos para recaudar dólares en el mercado en medio del poco apetito de los inversores extranjeros por más papeles argentinos”, advierten.
Además, señalan, la experiencia durante la administración del entonces presidente Mauricio Macri, cuando los mercados proporcionaron un amplio financiamiento inicial, no terminó bien, por lo que es poco probable que se repita pronto.
También recalcan que la financiación multilateral adicional no sería suficiente y que también es poco probable que los argentinos repatríen sus activos extranjeros.
Al respecto, un nuevo programa del Fondo Monetario Internacional (FMI) podría proporcionar, como máximo, 10.000 millones de dólares en dinero nuevo, en consonancia con una mayor exposición en acuerdos previamente aprobados.
Por ende, sin financiamiento externo, “se requeriría un gran superávit en cuenta corriente resultante de la consolidación fiscal y el ajuste del tipo de cambio real. Esto requiere un plan creíble para reducir la inflación, incluida la consolidación fiscal. Incluso suponiendo un fuerte repunte de las exportaciones agrícolas, aún sería necesaria una compresión de las importaciones del 10-15% interanual para una acumulación significativa de reservas el próximo año”.
Esto podría significar una caída del producto interno bruto (PIB) real de más del 3% en 2024, una disminución significativa en relación con el pronóstico del consenso del mercado de una recesión leve, advierte el IIF.
Por lo tanto, sentencian que “las pérdidas considerables de producción vinculadas a la precipitada dolarización sin reservas de divisas hacen que el régimen sea demasiado costoso de implementar en el corto plazo”.
“No es un almuerzo gratis”
Por su parte, el equipo de Goldman evaluó el tema desde la perspectiva de si la dolarización era una oferta que Argentina finalmente no podrá rechazar.
Concluyeron que “la dolarización no es un almuerzo gratis: la medida tiene costos y limita el conjunto de herramientas de política; preservarla y beneficiarse de ella a largo plazo es aún más desafiante”.
Explican que “la dolarización requiere un contexto de política macroeconómica sólida para ser sostenible y exige una política fiscal disciplinada, lo que no es un hecho en el caso de Argentina”.
Sin disciplina fiscal, la dolarización podría ser muy dolorosa o eventualmente colapsar, advierten.
“Para situar a la economía en un nivel sostenible se necesita un ajuste fiscal estructural rápido y tangible, junto con un banco central independiente y responsable, libre de las garras del dominio fiscal, la liberalización financiera y reformas estructurales para hacer la economía más abierta, productiva y flexible”.
“En general, la dolarización puede ser parte de una solución más amplia a los problemas más difíciles de Argentina, pero al mismo tiempo, aisladamente, no puede ser ninguna solución”, sentencian.
Entonces, ¿cuáles serían las exigentes condiciones previas para una dolarización exitosa?: ciclos económicos sincronizados o estructura económica similar entre el país adoptante y el país emisor de moneda; importante flexibilidad de precios y salarios; facilidad de movilidad de los factores (tanto mano de obra como capital); una economía política y un contexto social que respalden la disciplina fiscal y el ajuste cuando sea necesario; una masa crítica de reservas brutas en dólares no comprometidas del banco central y/o líneas de crédito contingentes para comprar la base monetaria en pesos y respaldar los pasivos del sistema financiero a corto plazo. Para repensar.
Fuente: Medios Digitales